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LA (propia alma) DOCTRINA DE LOS DOCE APÓSTOLES (Didaché)

Enseñanza del Señor transmitida a las naciones por los Doce Apóstoles PRIMERA PARTE El Catecismo o los «Dos caminos» I. Existen dos caminos, entre los cuales, hay gran diferencia; el que conduce a la vida y el que lleva a la muerte. He aquí el camino de la vida: en primer lugar, Amarás a Dios que te ha creado; y en segundo lugar, amarás a tu prójimo como a ti mismo; es decir, que no harás a otro, lo que no quisieras que se hiciera contigo. He aquí la doctrina contenida en estas palabras: Bendecid a los que os maldicen, rogad por vuestros enemigos, ayunad para los que os persiguen. Si amáis a los que os aman, ¿qué gratitud mereceréis? Lo mismo hacen los paganos. Al contrario, amad a los que os odian, y no tendréis ya enemigos. Absteneos de los deseos carnales y mundanos. Si alguien te abofeteare en la mejilla derecha, vuélvele también la otra, y entonces serás perfecto. Si alguien te pidiere que le acompañes una milla, ve con él dos. Si alguien quisiere tomar tu capa, ...

Una globalización guiada por la ley del amor

El mundo tiende a la unidad. Lo subrayan muchos signos… El mundo de hoy, en efecto, en sus estructuras políticas, económicas y sociales, aparece vinculado por una interdependencia orgánica y profunda. Desgraciadamente, muchas veces esta tensión hacia la unidad, que hoy sale a escena vestida de globalización, está guiada únicamente por intereses gigantescos. Y mientras por un lado se tejen grandiosos diseños de conjunto, por el otro millones y millones de personas se ven excluidas. Es como si de la humanidad y de las mismas Iglesias de hoy se elevara una petición, un grito que invoca una globalización de otro tipo, guiado no por la lógica del beneficio, sino por la ley del amor. Es ciertamente el Espíritu Santo el que ha puesto en el corazón de los hombres y mujeres de hoy este anhelo, y es él quien impulsa a la Iglesia a hacerse comunión, de modo que sepa responder a esta ansia de humanidad. ¡Espera en Dios!, Breves reflexiones del Cardenal Van Thuan, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2009, ...

El mundo es de quien lo ama y mejor sabe demostrarlo

A veces nos lamentamos de que el cristianismo, en la sociedad de hoy, es una presencia cada vez más marginal; de que es difícil transmitir la fe a los jóvenes, de que las vocaciones disminuyen. Y se podrían seguir enumerando motivos de preocupación… De hecho, no es raro que, en el mundo actual, nos sintamos perdedores. Pero la aventura de la esperanza nos lleva más allá. Un día hallé escrito en un calendario estas palabras: “El mundo es de quien lo ama y mejor sabe demostrarlo”. ¡Qué verdaderas son! En el corazón de las personas hay una sed infinita de amor, y nosotros, con el amor que Dios ha infundido en nuestros corazones, podemos saciarla. ¡Espera en Dios!, Breves reflexiones del Cardenal Van Thuan, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2009, p. 90.

La primera escuela es la familia cristiana

 El primer seminario, el primer noviciado, la primera escuela es la familia cristiana. Ningún educador, por dotado y experto que sea, puede sustituir a los padres. Si este fundamento vacila, también el futuro de la Iglesia y de la sociedad humana será incierto e irá a la ruina. Al cumplir cincuenta años el Papa Juan XXIII le escribió una carta a sus padres en la cual les decía: “Queridos mamá y papá, hoy he llegado a los cincuenta años. Dios, por su infinita bondad, me ha confiado muchos cargos en la Iglesia, he estado en muchos lugares, he estudiado mucho, pero ninguna escuela me ha dado una enseñanza tan grande o me ha hecho tanto bien como la que recibí cuando me sentaban en sus rodillas.” ¡Espera en Dios!, Breves reflexiones del Cardenal Van Thuan, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2009, p. 45.

El laico tiene que ser alguien que ama su misión en el mundo

 El laico tiene que ser alguien que ama su misión en el mundo: la de hacer presente la eternidad en el tiempo. Es alguien que cree que Dios le ha confiado el mundo y sus hermanos para conducirlos a la salvación eterna. Es alguien que sabe con certeza que sólo Dios puede dar la salvación. Pero que pide la colaboración del hombre en esta tarea. El laico es quien sabe esperar, garantiza la esperanza y comunica esperanza a los demás. ¡Espera en Dios!, Breves reflexiones del Cardenal Van Thuan, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2009, p. 43.

En la Iglesia continúa el misterio de la pasión y de la resurrección

En los últimos dos mil años la Iglesia ha sido traicionada por apóstoles, por papas, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos: es lo que Paulo VI ha denominado autodestrucción. Sin embargo, en cada ocasión la Iglesia ha logrado renovarse y se ha vuelto más fresca y luminosa, cada vez más fuerte. En efecto, en ella continúa el misterio de la pasión y de la resurrección. ¡Espera en Dios!, Breves reflexiones del Cardenal Van Thuan, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2009, p. 35.

Esta es la verdadera y auténtica santidad

Sé feliz con los que te aman. Sé feliz con los que te odian. Sé feliz cuando todo es alegre y luminoso a tu alrededor. Sé feliz cuando tu corazón sufre intensamente. Sé feliz cuando todos te siguen. Sé feliz cuando te encuentres solo y abandonado. Sé feliz y ayuda a todos los que conozcas a experimentar también ellos este clima de felicidad, aunque tu corazón esté hecho pedazos. Esta es la verdadera y auténtica santidad que vale más que todos los ayunos y todas las renuncias. ¡Espera en Dios!, Breves reflexiones del Cardenal Van Thuan, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2009, p. 27.