1) Infancia hasta los 2 años - Confianza basica vs. Desconfianza basica - Esperanza - Figura materna

 
Al observar el callado valor con el que respondían cuatro niñas negras de Louisiana de seis años al acoso constante, el doctor Coles se preguntaba qué era lo que les daba tal resistencia a estas criaturas pobres y vulnerables. Ninguna de las intrincadas explicaciones de las ciencias sociales tenía la respuesta. Y luego escuché lo siguiente de boca de una de las madres de las pequeñas:
"Cuando mi hija regresa a casa de la escuela, y oye cómo Ie gritan todos esos blancos, no les demuestra que está asustada, ni un segundo, pero está asustada. Yo se que lo está. Y lo primero que hace es venir a mi, y yo la abrazo. Luego va a buscar algo de comer, unas galletas y un jugo, y regresa y me toca. Yo estoy contrariada, así que agradezco a Dios que mi madre aún esté con nosotros, porque voy hacia ella para que me tranquilice poniendo su mano sobre mi brazo. Entonces puedo hacer lo mismo con mi hija. Como dice nuestro ministro, el Señor nos toca todo el tiempo si lo dejamos, y EI trabaja a través de cada uno de nosotros, de modo que cuando mi madre me pone Ia mano, y yo Ie pongo Ia mano a mi hija, es Dios el que nos está dando fuerzas."
ROBERT COLES, "Touching and Being Touched".

Un experimento reciente demostró la manera como aprendemos a tener confianza. Se dejó dinero en una caseta telefónica y la siguiente persona que acudió a hacer una llamada lo encontró. El experimentador se acercó, dijo que el dinero era suyo y Ie pidió que se lo regresara. Rara vez esa persona accedió a regresar el dinero a menos que el experimentador hiciera una cosa: que la tocara. El contacto físico formo un lazo de confianza porque, de acuerdo con Erikson, aprendemos la confianza y la desconfianza en la primera etapa de la infancia y especialmente a traves de la forma como se abraza y se toca al infante. p. 38.

En Bogota, Colombia, a principios de este año, experimentamos lo que el doctor Talbot había aprendido de la vieja Ana hace 70 años. Visitamos el Hospital de San Juan de Dios donde recientemente habia fallecido 60% de los bebes prematuros. Los doctores habían tratado a estas criaturas por medio del tradicional metodo de colocarlos en incubadoras. Luego, el doctor Hector Martínez inició el "Programa canguro" . Cuando nace un bebe prematuro, no importa que tan pequeño esté, a menos que tenga una infeción seria, el doctor Martinez lo coloca de inmediato dentro de la blusa de la
madre ... y ahi lo deja durante cuatro o cinco meses. Cuando
la mamá necesita un descanso, entonces el padre lleva al niño
dentro de su camisa. La tasa de mortalidad en estas criaturas
que nunca estan privadas del contacto amoroso durante los
primeros meses de vida es sólo de 5%, comparada con el 60%
de antes. p. 41.

Nosotros creemos que la criatura siente el amor de ambos
padres mucho antes del nacimiento y que la primera etapa de
confianza vs. desconfianza comienza en la concepción. Muchos psicoterapeutas están de acuerdo con nosotros en que el
niño que se encuentra dentro del útero es sensible al amor y
puede ser lastimado por la falta de este. Algunos psicoterapeutas, como Frank Lake, R.D. Laing, David Cheek y D.S. Winnicott, creen incluso que la mayoría de las psicosis comienzan en el seno materno o son el resultado de un trauma del nacimiento, mientras que las neurosis se desarrollan después. Las psicosis son las enfermedades mentales más serias, en las cuales la persona se ha apartado completamente de la realidad, mientras que las neurosis son menos serias. p. 45.

Se considera que la hostilidad es una serie de actitudes (tal vez
incluso sea un rasgo de personalidad) que surge de una ausencia de confianza en la bondad básica de los demás y se centra en la creencia de que los otros por lo general son malvados, egoístas y poco confiables. Nos parece muy probable que esta actitud, en gran parte, se aprende de las personas que cuidaron de uno en los primeros años de vida. Desde el punto de vista del desarrollo, puede reflejar un desarrollo incompleto de la "confianza básica", para usar el termino de Erikson (1963). p. 54.

La confianza básica es crucial no sólo para la salud física, sino para el desarrollo emocional posterior, porque sin este no podemos crecer interiormente despidiéndonos del pasado y arriesgándonos a nuevas posibilidades en el futuro. En cada etapa de la vida nos apegamos a lo que nos es familiar dentro de nosotros mismos y de nuestro ambiente, y sólamente una base de confianza básica nos puede dar el valor suficiente para despedirnos de lo que nos resulta familiar y avanzar hacia lo desconocido. Por ejemplo, a una persona que carece de confianza básica puede resultarle particularmente difícil
recuperarse de eventos traumáticos, como es la perdida de un ser querido. Una pérdida así es un golpe para el sentido de confianza básica de cualquier persona, pero una persona sana será capaz de recurrir a una reserva de experiencias de confianza anteriores. Sin embargo, es mas probable que una persona que carece de confianza básica se haga añicos a causa de una muerte y encuentre mucho más difícil el proceso de duelo. "Así, la confianza básica es el recurso clave que Ie facilita a la persona afligida la capacidad para experimentar su duelo y crecer interiormente." p. 54.

La confianza básica nos afecta tanto espiritual como física, emocional y socialmente. Cuando yo (Sheila) era estudiante de teología, tuve una experiencia que me enseñó qué tan profundamente se relaciona la imagen que tenemos de Dios con
la manera como nuestros padres nos trataron, y cómo el fracaso en el establecimiento de la confianza básica en la infancia puede tener consecuencias espirituales de por vida. Durante una época en mi educación teológica estaba leyendo libros escritos por varios teólogos alemanes, todos ellos nacidos a principios de este siglo. En cada uno de esos libros percibía una imagen de Dios tan remota como inalcanzable, y parecía que la vida humana era una larga búsqueda para encontrar a Dios. Rara vez podríamos sentir a Dios
cerca de nosotros y el resto del tiempo tendríamos que caminar valientemente en la oscuridad. Me sentía muy preocupada, ya que no había sido así mi propia experiencia. Yo siempre había percibido a Dios como alguien cálido y a quien se Ie podía uno acercar, como a mis abuelos judíos. Compartí mi preocupación con una de mis maestras que estaba casada con un erudito aleman en Sagradas Escrituras. Ella me respondió: "Mira, en la época en que mi esposo creció en Alemania, los padres no cargaban a los bebes cuando estos lloraban. Creían que esta era la mejor manera de desarrollar la autodisciplina en sus hijos". Cuando escuché eso, pensé: "Me pregunto si estos teólogos que Ie gritan a un Dios lejano no
estarán en realidad gritándole a una madre y a un padre que nunca los cargaron ni los abrazaron". p. 57.

Pero si hemos recibido suficiente amor durante la etapa de la infancia y hemos establecido la confianza básica, es factible que seamos capaces de confiar en Dios y de tener una base para que se desarrolle la virtud de la esperanza. Cada una de las etapas de Erikson brinda el fundamento para desarrollar una virtud, y la virtud de esta etapa más temprana de la infancia es la esperanza. Así, el niño cuyas necesidades son satisfechas de modo que este pueda aprender a confiar en el mundo y en sí mismo, es muy probable que sea capaz de establecer una relación con Dios, cuyo nucleo sean la confianza y la esperanza mutuas. Dios es bueno, y también lo somos nosotros como hijos de El. Las imagenes bíblicas de este tipo de actitud incluyen el pronunciamiento de Dios acerca de la creación en Genesis 1:31: "Y vio Dios que era buena", así como la afirmación en el libro de la Sabiduría acerca del amor de Dios por la creación: "Pues tu amas todos los seres, y nada de lo que hiciste aborreces" (Sabiduria 11:24). El Magnificat de María se basa en la fe y la esperanza tanto en ella misma como en Dios cuando dice: "De ahora en adelante todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre" (Lucas 1:48-49). p. 59.

El don de la oración que puede provenir de esta etapa es el de la oración contemplativa. En ella nos volvemos como un niño que se amamanta apaciblemente del pecho materno. Podemos quedarnos quietos y no hacer nada, sino reposar y recibir de un Dios que nos quiere llenar de cosas buenas. La plegaria contemplativa presupone que Dios y la bondad no nada más están "por ahí", sino también en la profundidad de nosotros mismos. Nosotros somos buenos y cuando nos aquietemos y nos centremos encontraremos a Dios en nuestro interior. Los grupos religiosos que ven a los seres humanos como criaturas básicamente depravadas no han desarrollado la tradición de la oración contemplativa, ya que sospechan lo que encontraremos cuando busquemos en nuestro interior. Por el contrario, los grupos religiosos que ven a los seres humanos como intrínsecamente buenos tienen también una tradición de oración contemplativa en la cual podemos encontrar a Dios en la profundidad de nosotros mismos. Este tipo de tradiciones enfatizan a un Dios que es amoroso y a nosotros como seres dignos de ser amados. p. 61.

Aunque nuestra experiencia humana con las personas nunca podrá hacernos extraer la naturaleza de Dios, el director espiritual jesuita, Tony DeMello, dice que si vamos a hacer a Dios una persona, necesitamos hacerlo por lo menos tan bueno como el mejor de nosotros. Dios es más padre que el mejor padre humano, más madre que la mejor madre humana. El 10 de septiembre de 1978, hablando publicamente, el papa Juan Pablo I, dijo: Somos objeto de un amor que nunca falla por parte de Dios. Sabemos que El siempre tiene los ojos abiertos para nosotros, aunque parezca ser de noche. El es un padre, y más que eso, es una madre. No tiene la intención de hacernos daño alguno; El quiere sólo el bien para todos nosotros. p. 64.

Después de que nos hemos sumergido en recuerdos positivos acerca de cómo nos ha amado Jesús, podemos volver a los recuerdos negativos y traerlos a Jesús para que cure nuestras heridas. Si tu, como yo, eres el hijo mayor, probablemente tienes algunas heridas que necesitan sanar, ya que el primer hijo suele ser el conejillo de Indias con quien los padres cometen todos sus errores. Los padres están más temerosos e inseguros de sí mismos con su primer hijo, y por eso, este generalmente tiende a ser mas temeroso y más serio que los demás. El mundo del primer hijo son los padres, de modo que este hijo absorbe más actitudes (buenas y malas) de sus padres y más miedos por parte de ellos de todo lo
que puede salir mal. El hijo mayor también es, con frecuencia, un perfeccionista, ya que de él se espera que sea un modelo responsable para los hermanos menores. A los otros hijos se les puede lastimar de otras maneras, tal como sucede con el hijo de enmedio que no recibe mucha atención o con el hijo más pequeño a quien no se Ie permite crecer. p. 67.

Cuando vuelvo a ese recuerdo negativo, donde tengo que compartir el escenario y la atención ya no está puesta sólo en mi, me subo al regazo de Jesus (Marcos 10:13-15) -y a veces al regazo de María
o de Dios, mi madre perfecta- donde se me abraza fuertemente y escucho: "Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque esas llegasen a olvidar, yo no te olvido" (Isaias 49:15). p. 68.

Plegaria de Belén

1. Imagina el establo de Belén donde nació Jesus. Entra en la escena con todos tus sentidos. Ve a María y a Jose turnándose para cargar a Jesús y amarlo tiernamente.
2. Toma el lugar de Jesús. Deja que María te abrace y te llene con
todo el amor que tu madre fue incapaz de darte desde el momento en que empezaste a vivir dentro de su seno. Luego deja que las manos fuertes de José te mezcan y te llenen del amor y de la seguridad que tu padre no fue capaz de darte. Quiza quieras ver a tus propios padres parados junto a María y José. p. 71.

Cómo sanar las ocho etapas de la vida, Matthew Linn sj, Sheila Fabricant, Dennis Linn, Ed. Patria, Mexico, 2004, p. 37.

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