B-El sendero (Biblia) de la vida recta

Catecismo de la Iglesia Católica, Conferencia Episcopal de Colombia, 1993, No. 1454.


Ef 4-6

Progresemos hacia el hombre perfecto
4
1 Yo, «el prisionero de Cristo», les exhorto, pues, a que se muestren dignos de la vocación que han recibido. 2 Sean humildes y amables, sean comprensivos y sopórtense unos a otros con amor. 3 Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo espíritu:
4 un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza.
5 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,
6 un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo, lo penetra todo y está en todo.
7 Cada uno de nosotros ha recibido su talento y Cristo es quien fijó la medida de sus dones para cada uno.
8 Pues se dijo: Subió a las alturas, llevó cautivos, y dio sus dones a los hombres.
9 Esto de subió, ¿qué significa sino que bajó al mundo inferior?
10 El mismo que bajó, subió después por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
11 Y dio sus dones, unos son apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros.
12 Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista de la construcción del cuerpo de Cristo;
13 hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser el Hombre perfecto, con esa madurez que no es otra cosa que la plenitud de Cristo.
14 Entonces no seremos ya niños zarandeados y llevados por cualquier viento de doctrina o invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar.
15 Por el contrario, estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo. 16 El hace que el cuerpo crezca, con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en el amor.

Revístanse del hombre nuevo
17 Les digo, pues, y con insistencia les advierto en el Señor que no imiten a los paganos, que se mueven por cosas inútiles. 18 Su inteligencia está en tinieblas; su ignorancia y su conciencia ciega los mantienen apartados de la vida de Dios. 19 Después de perder el sentido moral se han dejado llevar por el libertinaje y buscan con avidez toda clase de inmoralidad.
20 Pero ustedes no aprendieron así a Cristo, 21 si es que de veras fueron enseñados y formados según él, sabiendo que la verdad está en Jesús.
22 Se les pidió despojarse del hombre viejo al que sus pasiones van destruyendo, pues así era la vida que llevaban, 23 y renovarse por el espíritu desde dentro.
24 Revístanse, pues, del hombre nuevo, el hombre según Dios que él crea en la verdadera justicia y santidad.
25 Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo.
26 Enójense, pero sin pecar; que el enojo no les dure hasta la puesta del sol, 27 pues de otra manera se daría lugar al demonio.
28 El que robaba, que ya no robe, sino que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y así tendrá algo que compartir con los necesitados.
29 No salga de sus bocas ni una palabra mala, sino la palabra justa y oportuna que hace bien a quien la escucha.
30 No entristezcan al Espíritu santo de Dios; éste es el sello con el que ustedes fueron marcados y por el que serán reconocidos en el día de la salvación. 31 Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad. 32 Más bien sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente como Dios los perdonó en Cristo.

Imiten a Dios
Ef 5
 1 Como hijos amadísimos de Dios, esfuércense por imitarlo.
2 Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios. 3 Y ya que son santos, que la fornicación o cualquier clase de impureza o de codicia ni siquiera se mencionen entre ustedes. 4 Lo mismo se diga de las palabras vergonzosas, de los disparates y tonterías. Nada de todo eso les conviene, sino más bien dar gracias a Dios.
5 Sépanlo bien: ni el corrompido, ni el impuro, ni el que se apega al dinero, que es servir a un dios falso, tendrán parte en el reino de Cristo y de Dios.
6 Que nadie los engañe con razonamientos vacíos, pues son estas cosas las que Dios se prepara a condenar en los enemigos de la fe: 7 no sea que ustedes compartan su suerte.
8 En otro tiempo ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Pórtense como hijos de la luz, 9 con bondad, con justicia y según la verdad, pues ésos son los frutos de la luz.
10 Busquen lo que agrada al Señor. 11 No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas. 12 Sólo decir lo que esa gente hace a escondidas da vergüenza; 13 pero al ser denunciado por la luz se vuelve claro, y lo que se ha aclarado llegará incluso a ser luz.
14 Por eso se dice:
14 «Despierta, tú que duermes,
14 levántate de entre los muertos
14 y la luz de Cristo brillará sobre ti.»
15 Examinen, pues, con mucho esmero su conducta. No anden como tontos, sino como hombres sensatos. 16 Aprovechen el momento presente, porque estos tiempos son malos. 17 Por tanto, no sean irresponsables, sino traten de comprender cuál es la voluntad del Señor.
18 No se emborrachen, pues el vino lleva al libertinaje; más bien llénense del Espíritu. 19 Intercambien salmos, himnos y cánticos espirituales. Que el Señor pueda oír el canto y la música de sus corazones.
20 Den gracias a Dios Padre en nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, siempre y por todas las cosas.
21 Expresen su respeto a Cristo siendo sumisos los unos a los otros. 22 Sométanse así las esposas a sus maridos, como al Señor.

Maridos, amen a sus esposas
23 El hombre es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo salvador.
24 Que la esposa, pues, se someta en todo a su marido, como la Iglesia se somete a Cristo.
25 Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. 26 Y después de bañarla en el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa,
27 pues quería darse a sí mismo una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e inmaculada.
28 Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa es amarse a sí mismo. 29 Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia, 30 pues nosotros somos miembros de su cuerpo.
31 La Escritura dice: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa y los dos formarán un solo ser. 32 Es éste un misterio muy grande, pues lo refiero a Cristo y a la Iglesia. 33 En cuanto a ustedes, cada uno ame a su esposa como a sí mismo, y la mujer, a su vez, respete a su marido.

Hijos, padres, siervos y patrones
Ef 6
 1 Hijos, obedezcan a sus padres, pues esto es un deber: Honra a tu padre y a tu madre. 2 Es, además, el primer mandamiento que va acompañado de una promesa:
3 para que seas feliz y goces de larga vida en la tierra.
4 Y ustedes, padres, no sean pesados con sus hijos, sino más bien edúquenlos usando las correcciones y advertencias que pueda inspirar el Señor.
5 Siervos, obedezcan a sus patrones de este mundo con respeto y responsabilidad, con corazón sincero, como quien obedece a Cristo. 6 No se fijen en si son vigilados o si ganarán consideración, pues ustedes son siervos de Cristo que hacen con gusto la voluntad de Dios. 7 Hagan su trabajo con empeño, por el Señor y no por los hombres, 8 sabiendo que el Señor retribuirá a cada uno según el bien que haya hecho, sea siervo o sea libre.
9 Y ustedes, patrones, actúen con sus siervos de la misma manera y dejen a un lado las amenazas; tengan presente que ellos y ustedes tienen en el cielo un mismo Señor, y que ése no hace distinción de personas.

Háganse fuertes
10 Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. 11 Lleven con ustedes todas las armas de Dios para que puedan resistir las maniobras del diablo.
12 Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.
13 Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas. 14 Tomen la verdad como cinturón y la justicia como coraza; 15 estén bien calzados, listos para propagar el Evangelio de la paz.
16 Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio.
17 Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios.
18 Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos.
19 Rueguen también por mí, para que, al hablar, se me den palabras y no me falte el coraje para dar a conocer el misterio del Evangelio
20 cuando tenga que presentar mi defensa, pues yo soy embajador encadenado de este Evangelio.
21 Si quieren noticias de mí y de lo que hago, se las dará Tíquico, nuestro hermano querido y ministro fiel en el Señor. 22 Lo mando precisamente para que les dé noticias nuestras y los conforte a todos.
23 Que la paz, el amor y la fe vengan de Dios Padre y de Cristo Jesús, el Señor, sobre los hermanos. 24 Y que la gracia esté con todos aquellos que aman a Cristo Jesús, nuestro Señor, con amor auténtico.

Rm 12-15

La vida cristiana: tener en cuenta a los demás
12
1 Les ruego, pues, hermanos, por la gran ternura de Dios, que le ofrezcan su propia persona como un sacrificio vivo y santo capaz de agradarle; este culto conviene a criaturas que tienen juicio.
2 No sigan la corriente del mundo en que vivimos, sino más bien transfórmense a partir de una renovación interior. Así sabrán distinguir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto.
3 La gracia que Dios me ha dado me autoriza a decirles a todos y cada uno de ustedes que no se entrometan en cualquier cosa, sino que aspiren a lo que se debe buscar. Que cada uno actúe sabiamente según el carisma que Dios le ha entregado.
4 Miren cuántas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las distintas partes no desempeñan la misma función.
5 Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo. Dependemos unos de otros 6 y tenemos carismas diferentes según el don que hemos recibido.
6 Si eres profeta, transmite el conocimiento que se te da; 7 si eres diácono, cumple tu misión; si eres maestro, enseña; 8 si eres predicador, sé capaz de animar a los demás; si te corresponde dar, da con la mano abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente.

La vida cristiana: el amor
9 Que el amor sea sincero.
9 Aborrezcan el mal y procuren todo lo bueno.
10 Que entre ustedes el amor fraterno sea verdadero cariño,
10 y adelántense al otro en el respeto mutuo.
11 Sean diligentes y no flojos.
11 Sean fervorosos en el Espíritu y sirvan al Señor.
12 Tengan esperanza y sean alegres.
12 Sean pacientes en las pruebas y oren sin cesar.
13 Compartan con los hermanos necesitados, y sepan acoger a los que estén de paso.
14 Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. 15 Alégrense con los que están alegres, lloren con los que lloran.
16 Vivan en armonía unos con otros. No busquen grandezas y vayan a lo humilde; no se tengan por sabios.
17 No devuelvan a nadie mal por mal, y que todos puedan apreciar sus buenas disposiciones.
18 Hagan todo lo posible para vivir en paz con todos.
19 Hermanos, no se tomen la justicia por su cuenta, dejen que sea Dios quien castigue, como dice la Escritura: Mía es la venganza, yo daré lo que se merece, dice el Señor.
20 Y añade: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber: así le sacarás los colores a la cara. 21 No te dejes vencer por el mal, más bien derrota al mal con el bien.

Obedecer a las autoridades
Rm 13
1 Cada uno en esta vida debe someterse a las autoridades. Pues no hay autoridad que no venga de Dios, y los cargos públicos existen por voluntad de Dios. 2 Por lo tanto, el que se opone a la autoridad se rebela contra un decreto de Dios y tendrá que responder por esa rebeldía.
3 No hay por qué temer a las autoridades cuando se obra bien, pero sí cuando se obra mal. ¿Quieres vivir sin tener miedo a las autoridades? Pórtate bien y te felicitarán. 4 Han recibido de Dios la misión de llevarte al bien. Y si te portas mal, témelas, pues no tienen las armas sin razón. También tienen misión de Dios para castigar a los malhechores. 5 Así, pues, hay que obedecer, pero no solamente por miedo al castigo, sino por deber de conciencia.
6 Por la misma razón pagan los impuestos, y deben considerar a quienes los cobran como funcionarios de Dios. 7 Den, pues, a cada uno lo que le corresponde: el impuesto, si se le debe impuesto; las tasas, si se le deben tasas; obediencia, si corresponde obedecer; respeto, si se le debe respeto.
8 No tengan deuda alguna con nadie, fuera del amor mutuo que se deben, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido con la Ley.
9 Pues los mandamientos no cometas adulterio, no mates, no robes, no tengas envidia... y todos los demás se resumen en estas palabras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
10 El amor no hace nada malo al prójimo; el amor, pues, es la Ley perfecta.

Hijos de la luz
11 Comprendan en qué tiempo estamos, y que ya es hora de despertar. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando llegamos a la fe.
12 La noche va muy avanzada y está cerca el día: dejemos, pues, las obras propias de la oscuridad y revistámonos de una coraza de luz. 13 Comportémonos con decencia, como a plena luz: nada de banquetes y borracheras, nada de lujuria y vicios, nada de pleitos y envidias. 14 Más bien revístanse del Señor Jesucristo, y no se dejen arrastrar por la carne para satisfacer sus deseos.

Actitud comprensiva con los de conciencia débil
Rm 14
1 Sean comprensivos con el que no tiene segura su fe y dejen las discusiones que terminan en división.
2 Hay quien cree que puede comer de todo, mientras que otros, menos seguros, comen sólo verduras. 3 El que come de todo no debe despreciar al que se abstiene; y el que no come de todo, que no critique al que come, pues Dios lo ha tomado tal como es.
4 ¿Y quién eres tú para criticar al servidor de otro? Si se mantiene en pie o se cae es asunto de su patrón. Pero no se caerá, porque su Señor tiene poder para mantenerlo en pie.
5 Para unos hay días propicios y días que no lo son, mientras que para otros todos los días son iguales. Que cada uno, pues, siga su propio parecer.
6 El que se preocupa por un día de buena suerte, lo hace por el Señor; y el que come, lo hace por el Señor, pues al comer le da gracias. Y también el que no come lo hace por el Señor y le da igualmente gracias.
7 De hecho, ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo.
8 Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Señor.
9 Por esta razón Cristo experimentó la muerte y vive, para ser Señor de los muertos y de los que viven.
10 Entonces tú, ¿por qué criticas a tu hermano? O ¿por qué lo desprecias? Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios.
11 Está escrito: Juro por mí mismo, palabra del Señor, que toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua confesará la verdad ante Dios.
12 Quede bien claro que cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de sí mismo.
13 Dejemos, pues, de juzgarnos los unos a los otros. Examinémonos, más bien, no sea que pongamos delante de nuestro hermano algo que lo haga tropezar.
14 Yo sé, y estoy seguro de ello en el Señor Jesús, que ninguna cosa es impura de por sí, pero sí lo es para quien la considera impura. 15 Entonces, si tú ofendes a tu hermano con lo que comes, ya no vives según el amor. No vayas a destruir con tu dieta a aquel por quien murió Cristo.
16 No den motivo de escándalo, aun cuando tengan la razón.
17 Piensen que el Reino de Dios no es cuestión de comida o bebida, sino de justicia, de paz y alegría en el Espíritu Santo. 18 Quien de esta forma sirve a Cristo, agrada a Dios y también es apreciado por los hombres. 19 Busquemos, pues, lo que contribuye a la paz y nos hace crecer juntos.
20 No destruyas la obra de Dios por cuestión de alimentos; si bien todos son puros, es malo comerlos cuando causa escándalo.
21 Mejor es abstenerse de carne, vino o de cualquier otra cosa, si eso puede ser causa de tropiezo para tu hermano.
22 Mantén tus propias convicciones ante Dios. Dichoso aquel a quien su conciencia no le reprocha su decisión. 23 Pero si uno come cuando su conciencia se lo reprocha, se condena a sí mismo, pues su convicción era otra, y todo lo que uno hace en contra de su convicción es pecado.

Rm 15
1 Nosotros, si realmente somos fuertes, debemos cargar con la debilidad de quienes no tienen esa fuerza y no buscar nuestro propio agrado. 2 Que cada uno busque lo que agrada a su prójimo, ayudándole a crecer en el bien.
3 El mismo Cristo no hizo lo que le agradaba, como dice la Escritura: Los insultos de los que te insultaban cayeron sobre mí.
4 Todas esas escrituras proféticas se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que, perseverando y teniendo el consuelo de las Escrituras, no nos falte la esperanza.
5 Que Dios, de quien procede toda perseverancia y consuelo, les conceda también a todos vivir en buen acuerdo, según el espíritu de Cristo Jesús. 6 Entonces ustedes, con un mismo corazón y una sola voz, alabarán a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
7 Acójanse unos a otros como Cristo los acogió para gloria de Dios. 8 Entiéndanme: Cristo se puso al servicio del pueblo judío para cumplir las promesas hechas a sus padres, porque Dios es fiel.
9 ¿Y los otros pueblos? Esos darán gracias a Dios por su misericordia. Lo dice la Escritura: Por eso te bendeciré entre las naciones, y alabaré tu Nombre. 10 Y también: Alégrense, naciones paganas, junto con el pueblo de Dios.
12 A su vez Isaías dice: Surgirá un descendiente de Jesé y se levantará para guiar las naciones. En él pondrán éstas su esperanza.
13 Que el Dios de toda esperanza los colme de gozo y paz en el camino de la fe y haga crecer en ustedes la esperanza por el poder del Espíritu Santo.

Pablo se siente responsable de los cristianos de Roma
14 Personalmente estoy convencido, hermanos, de que también ustedes están llenos de buena voluntad, colmados de todo conocimiento, y que son capaces de amonestarse mutuamente.
15 Sin embargo, me atreví a hablarles con franqueza para recordarles algunas cosas. Lo hago con la autoridad que Dios me dio
16 cuando hizo de mí el ministro de Cristo Jesús entre las naciones paganas para el oficio sagrado del Evangelio de Dios, para hacer de esas naciones una ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo. 17 Por eso en las cosas de Dios tengo el orgullo que se puede tener en Cristo Jesús.
18 Pero no me atrevería a hablar de otra cosa fuera de lo que Cristo ha hecho valiéndose de mí para que los paganos reciban la fe: mis palabras y mis obras, 19 con cantidad de milagros y prodigios, y el poder del Espíritu Santo. Desde Jerusalén hasta el Ilírico, por todas partes he esparcido la Buena Nueva de Cristo.
20 Pero he tenido cuidado, y de esto me honro, de no predicar en lugares donde ya se conocía a Cristo, y de no edificar sobre fundamentos ajenos.
21 Me guié por la Escritura: Lo verán aquellos a quienes no había sido anunciado, lo conocerán los que nada habían oído.

La ayuda para los cristianos de Jerusalén
22 Ese trabajo me tenía tan ocupado que no pude llegar hasta ustedes. 23 Pero como lo deseo desde hace varios años, y ahora ya no hay lugar para mí en esas regiones, 24 lo haré cuando vaya a España. Espero pasar por donde ustedes y verlos. Y cuando haya disfrutado plenamente de su compañía, me ayudarán a seguir viaje hacia allá.
25 Ahora me dirijo a Jerusalén para asistir a esa comunidad,
26 pues en Macedonia y Acaya les pareció bien hacer una colecta en favor de los pobres de la comunidad de Jerusalén.
27 Quisieron hacerlo, y de hecho estaban en deuda con ellos, pues si han participado de los bienes espirituales de los judíos, es justo que los sirvan en lo material. 28 Cuando haya cumplido este encargo y entregado las ayudas recibidas, me dirigiré a España pasando por donde ustedes, 29 y sé muy bien que llegaré donde ustedes con toda la bendición de Cristo.
30 Pero les ruego, hermanos, en nombre de Cristo Jesús nuestro Señor y del amor, fruto del Espíritu, que recen a Dios por mí. Luchen conmigo rogando por mí 31 para que pueda escapar de los enemigos de la fe en Judea y para que la comunidad reciba con agrado la ayuda que le llevo. 32 Así llegaré con alegría donde ustedes y, si Dios quiere, descansaré en su compañía.
33 El Dios de la paz esté con ustedes. Amén.

1Co 12-13

Dones espirituales y armonía
12
1 Ahora, hermanos, les recordaré lo siguiente respecto a los dones espirituales. 2 Cuando aún eran paganos, se volvían frenéticos ante sus ídolos inertes. 3 Ahora les digo que ninguno puede gritar: «¡Maldito sea Jesús!» si el espíritu es de Dios; y nadie puede decir: «¡Jesús es el Señor!», sino con un espíritu santo.
4 Hay diferentes dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo. 5 Hay diversos ministerios, pero el Señor es el mismo. 6 Hay diversidad de obras, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos.
7 La manifestación del Espíritu que a cada uno se le da es para provecho común.
8 A uno se le da, por el Espíritu, palabra de sabiduría; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; 9 a otro, el don de la fe, por el Espíritu; a otro, el don de hacer curaciones, por el único Espíritu; 10 a otro, poder de hacer milagros; a otro, profecía; a otro, reconocimiento de lo que viene del bueno o del mal espíritu; a otro, hablar en lenguas; a otro, interpretar lo que se dijo en lenguas.
11 Y todo esto es obra del mismo y único Espíritu, que da a cada uno como quiere.

La comparación del cuerpo
12 Las partes del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno; por muchas que sean las partes, todas forman un solo cuerpo. Así también Cristo. 13 Hemos sido bautizados en el único Espíritu para que formáramos un solo cuerpo, ya fuéramos judíos o griegos, esclavos o libres. Y todos hemos bebido del único Espíritu.
14 Un solo miembro no basta para formar un cuerpo, sino que hacen falta muchos. 15 Supongan que diga el pie: «No soy mano, y por lo tanto yo no soy del cuerpo.» No por eso deja de ser parte del cuerpo. 16 O también que la oreja diga: «Ya que no soy ojo, no soy del cuerpo.» Tampoco por eso deja de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo podríamos oír? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿cómo podríamos oler?
18 Dios ha dispuesto los diversos miembros colocando cada uno en el cuerpo como ha querido. 19 Si todos fueran el mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Pero hay muchos miembros, y un solo cuerpo.
21 El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito». Ni tampoco la cabeza decir a los pies: «No los necesito». 22 Aun más, las partes del cuerpo que parecen ser más débiles son las más necesarias, 23 y a las que son menos honorables las tratamos con mayor respeto; cubrimos con más cuidado las que son menos presentables, 24 mientras que otras, más nobles, no lo necesitan.
24 Dios, al organizar el cuerpo, tuvo más atenciones por lo que era último, 25 para que no se dividiera el cuerpo; todas sus partes han de tener la misma preocupación unas por otras. 26 Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro recibe honores, todos se alegran con él.
27 Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno en su lugar es parte de él. 28 En primer lugar están los que Dios hizo apóstoles en la Iglesia; en segundo lugar los profetas; en tercer lugar los maestros; después vienen los milagros, luego el don de curaciones, la asistencia material, la administración en la Iglesia y los diversos dones de lenguas.
29 ¿Acaso son todos apóstoles?, ¿son todos profetas?, ¿son todos maestros?, ¿pueden todos hacer milagros, 30 curar enfermos, hablar lenguas o explicar lo que se dijo en lenguas? 31 Ustedes, con todo, aspiren a los carismas más elevados, y yo quisiera mostrarles un camino que los supera a todos.

Nada hay más perfecto que el amor
1 Co 13
1 Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe.
2 Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios y la ciencia entera, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.
3 Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero gloriarme, si no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. 5 No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
6 No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. 7 Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
8 El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado. 9 Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado; 10 y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
11 Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño.
12 Así también en el momento presente vemos las cosas como en un espejo, confusamente, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
13 Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.

Ga 5

5
1 Cristo nos liberó para ser libres. Manténganse, pues, firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.
2 Yo, Pablo, se lo digo: si ustedes se hacen circuncidar, Cristo ya no les servirá de nada.
3 De nuevo declaro a todo el que se haga circuncidar: ahora estás obligado a practicar toda la Ley. 4 Ustedes, que se ganan méritos con las observancias de la Ley, se han desligado de Cristo y se han apartado de la gracia. 5 A nosotros, en cambio, el Espíritu nos da la convicción de que por la fe seremos tales como Dios nos quiere.
6 Para los que están en Cristo Jesús ya no son ventajas el tener o no tener la circuncisión; solamente vale la fe que actúa mediante el amor.
7 Ustedes estaban caminando bien; ¿quién les dio la señal de detenerse, para que ahora no sigan la verdad? 8 Porque ésa no era la voz de Aquel que los llamó. 9 Aunque la levadura sea poca, hace fermentar toda la masa. 10 Tengo la convicción en el Señor de que no van a desviarse, pero el que los perturba, sea quien fuere, debe ser juzgado.
11 Por mi parte, hermanos, si mantuviera la circuncisión, ¿creen que seguiría siendo perseguido? Pero con eso habría removido el escándalo de la cruz. 12 ¿Y por qué no llegan hasta mutilarse esos que los perturban?

La verdadera libertad
13 Nuestra vocación, hermanos, es la libertad. No hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne, sino del amor por el que nos hacemos esclavos unos de otros. 14 Pues la Ley entera se resume en una frase: Amarás al prójimo como a ti mismo. 15 Pero si se muerden y se devoran unos a otros, ¡cuidado!, que llegarán a perderse todos.
16 Por eso les digo: caminen según el espíritu y así no realizarán los deseos de la carne. 17 Pues los deseos de la carne se oponen al espíritu y los deseos del espíritu se oponen a la carne. Los dos se contraponen, de suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran. 18 Pero si se dejan guiar por el Espíritu ya no están sometidos a la Ley.
19 Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: fornicación, impurezas y desvergüenzas; 20 culto de los ídolos y hechicería; odios, ira y violencias; celos, furores, ambiciones, divisiones, sectarismo 21 y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
22 En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, 23 mansedumbre y dominio de sí mismo. Estas son cosas que no condena ninguna Ley.
24 Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus impulsos y deseos. 25 Si ahora vivimos según el espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu; 26 depongamos toda vanagloria, dejemos de querer ser más que los demás y de ser celosos.

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