3) Edad del juego 3-5 años - Iniciativa vs. culpa - Propósito - Familia nuclear
Tu maravillosa imaginación dispara en ti lo travieso y la iniciativa
cuando te dispones a explorarIo todo, desde el anaquel más alto de la
despensa hasta el fondo del bote de basura. Pero si van a seguir
desarrollándose sanamente o no tu juguetonería, tu curiosidad y tu
iniciativa, depende, de acuerdo con Erikson, de un factor crítico en
esta etapa: el manejo de la culpa. La capacidad para experimentar sentimientos de culpa proviene de una conciencia que está emergiendo.
Tu sabes que algo es malo aunque nadie te lo diga. No tienes que contar
con la opinión pública (vergüenza) para saber que lo mejor es recoger
esa taza rota. p. 99.
En esta etapa, los niños son tan sensibles a la culpa que no sólo es
probable que se sientan culpables por haber roto la taza, sino que se
sientan totalmente responsables y culpables de cosas que poco o nada
tienen que ver con ellos, tales como el divorcio de los padres o incluso
la muerte de un amigo. A causa de esta extrema sensibilidad, los niños a
quienes se les regaña continuamente con palabras tales como "niña mala"
o "niño malo" pueden acabar sintiendo un profundo odio hacia sí mismos.
Esto ocurre porque los niños con frecuencia son incapaces de distinguir
entre el hecho de que su persona sea "mala" y lo opuesto, que sólo su
acción es la "mala". p. 99.
Los signos de un sentimiento de culpa
enfermizo y del odio a sí mismo en un niño varían: los niños o se
vuelven excesivamente enojados consigo mismos (odio a sí mismos) o
excesivamente enojados con los demás (odio a sí mismos proyectado hacia
el exterior). Los signos de un sentimiento de culpa reprimido y del odio
a sí mismo introyectado van de la depresión hasta el perfeccionismo. En
la depresión, con su melancolía y desaliento, no trato de ocultar el
odio a mí mismo; mientras que en el perfeccionismo trato de hacer todas
las cosas bien con la esperanza de ocultar el odio a mí mismo y de
sentirme bien otra vez conmigo mismo. En un perfeccionismo tal, me
convierto en un fariseo, tratando de cumplir al pie de la letra con la
ley para que yo (e inconscientemente mi padre o cualquiera que me haya
castigado) pueda sentirme otra vez bien conmigo mismo. Manejado durante
años por un sentimiento de culpa enfermizo, el cuerpo tenso del perfeccionista
a menudo se convierte en víctima de enfermedades psicosomáticas,
mientras que el espíritu del perfeccionista frecuentemente se vuelve
víctima de los escrúpulos, a menudo en materia de sexualidad o de
trabajo. p. 100.
Mientras fui curando mis recuerdos y fui
haciendo cosas pequeñas con alegría y con amor, cambió lentamente mi
imagen de Dios. Dios no es un aguafiestas que está felicísimo cuando yo
estoy de lo más triste y sufriendo en la cruz. De hecho, el Talmud judío
dice: "En el mundo venidero, cada uno de nosotros será llamado a
cuentas por todas las cosas buenas que Dios puso sobre la Tierra y que
nos rehusamos a disfrutar".6 Pero a diferencia de la herencia judía, mi
herencia germano-irlandesa me tienta a tratar de ganarme el amor de
Dios por medio del trabajo duro y del sufrimiento. Santa Teresa de Avila
vió esta tentación y pudo gritar: "iDe los santos sombrios, serios,
adustos, libranos, Senor!". Aunque a Santa Teresa Ie encantaba orar
acerca de Ia pasión, decía que cada vez que Jesús se Ie aparecía,
siempre estaba resucitado y sonreía con amor. El masoquista carga la
cruz; el cristiano carga el amor de Dios con o sin la cruz. Jesús salvó
al mundo no porque cargara la cruz, sino porque experimentó y nos dio el
amor de Dios igualmente cuando jugaba con los niños (Marcos 10: 13-16)
que cuando cargaba la cruz. Durante mi retiro de 30 días soldé seis
cruces y guardé para mí pared no la última que hice mejor, sino la
primera, que disfruté más.
Como fue mi primer intento, esta era la
que tenía más errores, pero me recordaba cómo era yo amado con mis
errores y con mis iniciativas como de niño. La cruz que me abre para
recibir el mayor amor e iniciar una vida nueva es aquella que Jesus y yo
queremos abrazar. La cruz de Jesús revela a mi Dios, quien inicia y
arriesga todo para amarme y me da fuerzas para arriesgar todo lo que me
conduzca a dar y a recibir más amor.
Una de las plegarias mas
curativas que se desarrolla a partir de esta etapa del juego es la
alabanza. La alabanza me abre a confiar y a vanagloriarme del amor de
Dios. La alabanza es como la plegaria de un niño, me jacto de que mí
papá es más alto que ningún otro papá. Me ufano con mis manos, con mi
voz y con mi cuerpo entero de que mi Dios esta infinitamente más allá de
todo lo que yo pueda pedir o imaginar (Efesios 3:20). Si tengo miedo
antes de dar un seminario, simplemente empiezo a alabar el poder de Dios
para actuar, y mis expectativas cada vez se hacen más grandes. Después
ya puedo ir a ese seminario con la confiada sensación de cómo va a mover
Dios a la gente. Puedo escuchar la voluntad de Dios en nuevos sueños e
iniciar las cosas que Dios me está pidiendo hacer sin decir: "Bueno, yo
creo que eso no va a funcionar". La alabanza es la forma de plegaria que
más ha liberado al niño que hay en mí que necesita soñar e iniciar
nuevos riesgos fortalecido con la iniciativa de Dios. p. 108.
Durante
años menosprecié Ia plegaria de alabanza por tres razones: pensaba que
esta degradaba a Dios a Ia categoría de una egoísta estrella de cine que
necesitaba adulación, me parecía que se Ie enseñaba como una forma de
plegaria para salirse uno con Ia suya con Dios y que esta negaba mis
emociones "negativas". Todos estos son peligros si la persona que está
orando no ha pasado de la primera etapa de la confianza en el amor de
Dios y de la segunda etapa de la integración de la voluntad de Dios con
nuestra más profunda voluntad. Pero como confío en el amor de Dios, veo
que la alabanza no es para inflar el ego de Dios, sino para abrirme
para recibir el poder y el amor al concentrarme en el cuidado de Dios en
vez de hacerlo sólo en mi problema. La alabanza tampoco sirve para
resolver instantáneamente los problemas, como si por el simple hecho de
alabar a Dios por la pobreza, automáticamente nos trajera dinero por
correo. La alabanza tiene el poder no de manipular a Dios, sino de
abrirme a mí al más profundo anhelo por la voluntad de Dios cuando
proclamo que Dios lo es todo para mí. Cuando descubro que los deseos de
Dios son también mis más hondos deseos, mi plegaria se une a la poderosa
plegaria de Jesús. La plegaria tampoco me transforma en una sonriente
Polyanna que no está en contacto con emociones tales como el miedo y la
ira.
A medida que vaya confiando más en el amor de Dios, puedo alabar
toda la realidad de Dios, incluyendo mis emociones "negativas" que
revelan heridas que Dios quiere curar. No alabo a Dios por el problema y
la destrucción de este, sino por la forma como Dios me ha alertado
contra él y me está ayudando ahora y me ayudará en el futuro con mi
cooperación. p. 109.
Cuando santa Juana de Arco fue acusada por
sus inquisidores tan sólo por haber imaginado sus visiones, Juana
respondió: "Desde luego que las imaginé. (De qué otra forma me podría
hablar el Senor?"
La imaginación es nuestro "ojo interno", una
facultad de nuestra mente intuitiva a través de la cual percibimos el
mundo emocional y espiritual, tan real como el mundo material que
percibimos con nuestros cinco sentidos. Jesús usa el ojo interno de la
imaginación para ayudarnos a "ver", junto con él, acontecimientos que
nos han dejado cicatrices emocionales y espirituales y para ayudarnos a
reinterpretar dichos acontecimientos a la luz de su amor. La Plegaria de
la imaginación creativa no es un botón que podamos apretar para hacer
que Jesús haga lo que nosotros imaginamos. Más bien es un medio para
ayudarnos a nosotros mismos a experimentar cómo Jesús está diciendo y
haciendo ya las cosas más amorosas en cada momento de nuestras vidas, en
el pasado y en el presente.
Cuando Manuelito se "vio" a sí mismo en
el elevador con Jesús, fue capaz de reinterpretar una experiencia
traumática de impotencia como una experiencia amorosa de protección y de
aliento. Lo que Manuelito veía no era "nada más algo imaginario". Jesús
realmente había estado ahí en ese elevador, pero Manuelito no pudo ver
esto hasta que vio el evento a través del ojo interno de la imaginación.
Lo que Manuelito experimentó fue lo que experimentaron Jairo, su esposa
y sus amigos cuando Jesús les dijo que vieran a la hija de Jairo "no
como muerta, sino como si estuviera dormida". Jesús
frecuentemente enfatizaba cómo nuestros pensamientos y creencias
afectan la realidad, y EI quería que los seres queridos de la niña la
vieran como si estuviera viva para que sus corazones pudieran estar
abiertos a la curación que Jesús quería llevar a cabo en la muchacha
(Lucas 8:40-56).
Tal vez tu te sientas a gusto con la idea de orar
con la imaginación, pero pienses que otros pueden orar de esta manera
mejor que tu porque nunca "ves" nada cuando oras. Aunque por lo general
se remarcan las imagenes visuales en este tipo de oración, se pueden
usar todos los sentidos para imaginar. Manuelito no sólo vio a Jesús,
sino que lo escuchó hablar y sintió cómo Jesús lo levantó para que
alcanzara los botones del elevador. Cada persona es única y aunque las
imágenes visuales Ie pueden venir fácilmente a una persona, para otra
será más fácil imaginar sonidos, olores, sabores o sensaciones táctiles.
Siéntete libre de usar tu imaginación como resulte más comodo. p. 113.
Cómo sanar las ocho etapas de la vida, Matthew Linn sj, Sheila Fabricant, Dennis Linn, Ed. Patria, Mexico, 2004.