Etapa 6 - (6) Principio de la edad adulta 18-35 años - Intimidad vs. aislamiento - Amor - La pareja, amigos, compañeros de trabajo, socios.

 
Si pudieras regresar a cualquier edad, cuál escogerías? La mayoría de la gente elige la etapa de la intimidad de Erikson (de los 18 a los 35 años), donde la meta de la vida es compartir amorosamente con otra persona la amistad, la procreación y el trabajo. En esta etapa, la elección crítica es entre la intimidad (con su virtud de amor expresada en abrazos, en lunas de miel y en un compartir profundamente personal) y su opuesto, el aislamiento. Simon y Garfunkel le cantaron a esta lucha: "Si nunca hubiera amado, nunca hubiera llorado ... Soy una roca, soy una isla, y una roca nunca tiene penas, y una isla nunca llora". p. 171.

7. La intimidad también es una cuestión básica en las dependencias químicas. Muchos en Alcohólicos Anónimos están descubriendo que están "limpios como un silbido, pero que se sienten terriblemente desgraciados". Earnie Larsen escribe que la intimidad es la clave para una recuperación plena y feliz. "Desde el punto de vista de la recuperación, tanto la dependencia química como la codependencla tienen que ver mucho más con la intimidad que lo que tienen que ver con los alcohóicos o con el alcohol. El ha encontrado que los alcohólicos en recuperación se la pasan terriblemente mal creyendo que no merecen nada bueno, especialmente, una relación de intimidad. Eamie Larsen, Stage II Recovery: Life Beyond Addiction
(Nueva York, Harper & Row, 1985), p. 16.
p. 172.

Por causa del poder curativo de la intimidad, la edad de la intimidad (o de la adultez joven) es una de las épocas más críticas de cambio, para bien o para mal. p. 173.

Qué es la intimidad?
Cómo llevo a cabo una transición tranquila entre la etapa de la identidad de la preparatoria a la etapa de intimidad del adulto joven? La clave es moverse de la pregunta para resolver la identidad que dice: Quién soy yo?, a la pregunta de la intimidad, "quiénes somos nosotros?". En la identidad, me descubro a mí mismo. Pero en la intimidad, me arriesgo a perderme a mí mismo y a volverme a encontrar amando a otro hasta que nuestros dos yos se conviertan en "nosotros".
Los hombres y las mujeres pueden batallar con la transición del "yo" al "nosotros" de maneras distintas. Los hombres pueden quedarse atorados en el "yo" de la identidad, mientras que las mujeres pueden sacrificar su "yo" en consideración al "nosotros". Daniel Levinson encontró que durante esta etapa los hombres se concentran más en su carrera y buscan tanto a un mentor como a una mujer especial para que Ie ayuden a cumplir sus sueños en cuanto a su profesión u oficio. Entre los 28 y los 33 años, revisan sus sueños cambiando
de trabajo, de mentores o incluso de esposa. p. 173.

Pero las palabras de Tevye en El violinista en el tejado nos recuerdan que esta es tan solo una generalización y que cualesquiera de los dos sexos puede perder de vista el significado de la intimidad. Tevye Ie pregunta a su esposa: "Me amas?" Ella Ie contesta recitándole todas las labores que ha desempenado durante los últimos 25 años. Tevye dice: "Lo se, pero, me amas?". La verdadera intimidad significa que nos demos nosotros mismos antes que nuestras realizaciones. Esto ocurre sólo cuando ambas personas tienen un "yo" que pueda soñar y una disposicion a dejar que ese "yo" se convierta en un "nosotros" de sueños compartidos a medida que sacan a la luz los dones uno del otro. p. 174.

Pero la intimidad necesita tanto del cuidado solícito que afirma y saca a la luz los dones únicos del otro como del amor que desafía y que extrae dones nuevos del otro. Unicamente cuando una persona se siente afirmada puede oír de un nuevo reto y arriesgarse con él. Es como enseñar a caminar a un bebé. Una madre y un padre no empiezan por patear a un niño que gatea hasta que este trata de empezar a caminar. Aunque la criatura tenga la edad suficiente para empezar a caminar, los padres la afirman en donde está, jugando con ella en el piso y amándola simplemente. Luego llega el día en que la madre y el padre pueden parar a la criatura sobre sus pies, abrazarla, dar un paso atrás y tomarla de la mano. El niño, que solamente quiere que lo vuelvan a abrazar, da el primer paso hacia esos brazos amorosos. La intimidad necesita tanto del amor aceptante que cuida los dones como del amor duro y firme que reta al otro a probar nuevos dones. p. 176.

El amor íntimo de una persona puede incluso curar profundamente a otra. Tom, por ejemplo, una persona sencilla sin entrenamiento en psicoterapia, trabajaba como enfermero en un hospital para enfermos mentales. Una de las pacientes más enfermas del hospital, una mujer profundamente psicótica, había estado ahí durante 18 largos años. Nunca Ie habló a nadie, como tampoco miró a nadie a los ojos. Permanecía sentada sola todo el día en una mecedora, meciéndose hacia adelante y hacia atrás. Una vez, durante su descanso para la cena, Tom encontró otra mecedora, la acercó y se empezó a mecer junto a ella mientras comía su cena. Regresó al dia siguiente, y al siguiente. Tom sólo trabajaba cinco días a la semana, pero pidió un permiso especial para venir en sus días de descanso
a mecerse junto a esta mujer psicótica. Tom repitió esto todos los días durante seis meses. Luego, una noche, cuando se levantó para irse, la mujer le dijo: "Buenas noches". Era la primera vez que había hablado en 18 años. Despues de eso, empezó a aliviarse. Tom seguía viniendo a mecerse al lado de ella todos los días, y finalmente ella se curó de su psicosis.
Aunque Tom no tenía entrenamiento en psicoterapia, sabía como dar lo que más necesita una persona mentalmente perturbada -asi como el resto de nosotros-: afirmación e intimidad emocional. Los estudios que comparan la efectividad de distintos métodos de psicoterapia muestran que el método no hace gran diferencia. Los estudios sugieren, y nuestra experiencia lo confirma, que el factor individual más importante en una psicoterapia efectiva es cuánto ama el terapeuta al paciente, es decir, cuánta afirmación e intimidad emocional adecuada brinda el terapeuta. p. 176.

Nuestra cultura hace un mal uso de las palabras "intimidad" y "afirmación". Con frecuencia, "intimidad" tiene sólo una connotación de sexualidad física. Y sin embargo, el verdadero significado de esta palabra es compartir el corazón y el espíritu, que la mujer psicótica al final reconoció cuando dijo al enfermero: "Buenas noches". De manera similar, usamos erróneamente la palabra "afirmación" como si fuera algo que nosotros hacemos, idea que ha sido promovida por muchos libros de "psicología popular" llenos de ideas acerca de
cómo afirmarnos a nosotros mismos y a los demás. Pero la
afirmación no es algo que nosotros hacemos. La afirmación es
la manera como somos. La diferencia entre hacer y ser es la
diferencia entre efectividad y afectividad. En la efectividad, nos ponemos en movimiento activamente para usar una cosa o
una persona para que gratifique nuestras propias necesidades. La afectividad, sin embargo, es una capacidad receptiva para ser movidos interiormente por una cosa o persona, y dejar que eso que "nos ha movido" reverbere a través de nuestra vida emocional. Sólo la persona a la que nuestra bondad puede mover interiormente puede afirmarnos. Nosotros no podemos afirmarnos sólos; nada más podemos recibir afirmación como un regalo de otra persona. La afirmación como una forma de ser y como un regalo de otro es la base de la intimidad. p. 178.

Yo (Sheila) aprendi muchísimo acerca del significado de la afirmación de nuestro amigo, el doctor Conrad Baars, quien
hasta su muerte fue un psiquiatra y autor cristiano. El doctor Baars encontró que la herida emocional más común que las personas padecen es la carencia de afirmación: Por esto, el quería decir que muchos, quizá incluso la mayoría de la gente en nuestra cultura, no habían recibido la revelación de sus virtudes de alguien que viera lo bueno en ellos y los amara incondicionalmente. Y el doctor Baars creía que nosotros no podemos convertirnos en nosotros mismos hasta que se nos haya afirmado. Descubrimos quiénes somos sólo cuando vemos reflejadas nuestras virtudes en los ojos de otra persona que nos ama. Así, en su libro Born Only Once, el doctor
Baars escribe que todos hemos nacido sólo una vez (físicamente). Pero muchos no hemos tenido nuestro segundo nacimiento o "nacimiento psíquico" porque nunca nadie nos ha afirmado. p. 179.

Lo que esta joven mujer necesitaba era algo muy sencilIo, algo que todos necesitamos: que alguien nos lIeve a su corazón y nos afirme. Algunas personas tienen una necesidad punzante y desesperada de esto, como por ejemplo la mujer psicótica de la mecedora. Es muy probable que este tipo de gente haya tenido padres no afirmados que no pudieron darIe en la infancia lo que ellos mismos no habían recibido. Pero todos los demás también necesitamos afirmación, y la necesitamos a cada momento. Como mi madre era una enferma
mental y no pudo afirmarme, una vez tuve una punzante, desesperada necesidad de que otra persona me lIevara a su
corazón y me afirmara. Por fortuna, mis abuelos y otras personas pudieron hacer esto por mí, y ahora me experimento a mí misma como una persona básicamente afirmada. Sin embargo, todavía necesito afirmación. Así, todos los días, cuando veo mis virtudes reflejadas en los ojos de Matt y de Dennis, y en los ojos de otros amigos que me aman, vuelvo a saber quién soy y tengo fuerzas para ese día. p. 180.

Los cuatro momentos de la afirmación
En el proceso de afirmación hay cuatro momentos. Para afirmar a otra persona, primero debemos ver nuestras virtudes porque alguien nos ha afirmado. Si no podemos ver virtudes en nosotros mismos, no las veremos en los demás. ...uno de sus alumnos que se pare frente al grupo y presuma de él mismo por espacio de cinco minutos.
El segundo momento al afirmar a otra persona es que nosotros nos percatemos de las bondades únicas y de lo adorable que es esa persona.
El tercer momento de afirmación es ser movido interiormente por las virtudes de otra persona y regocijarse en ello, sin agarrar, poseer o cambiar al otro para que gratifique nuestras propias necesidades.
En el cuarto y último momento de la afirmación demostramos nuestro regocijo en las virtudes de otro, especialmente en forma no verbal. El contenido real de las palabras logra solo 7% del impacto de nuestra comunicación; el otro 93% proviene de nuestro tono de voz, expresión facial y otras conductas no verbales. p. 180.

Como el proceso de afirmación comienza cuando descubrimos
las virtudes en nosotros mismos, la intimidad con nosotros mismos es esencial para tener intimidad con los demás. Esta
intimidad con nosotros mismos crece a medida que nos hacemos conscientes de nuestros más profundos sentimientos, necesidades, miedos, decepciones y sueños. Si no tenemos conciencia de todo esto, no tendremos un yo para dar a los demás. Pero tal toma de condencia requiere de tiempo y de estructuras. Por eso, nosotros tres tomamos los últimos 15 minutos de cada día para compartir como vimos ese día, un momento "alto" de consolación y otro "bajo" de desolación. A veces, para ayudarnos a ponernos en contacto con la consolación y con la desolación podemos preguntamos: por cuál momenta siento más gratitud hoy?, por cuál menos gratitud? Esto nos da ocasión de compartir sentimientos profundos, o cómo otra persona nos ha regalado algo, o incluso para reconciliar los malentendidos antes de que crezcan. p. 182.

Ahora, cinco años después de compartir cotidianamente entre nosotros el punto alto y el punto bajo del día (y, en caso necesario, de reconciliar los malentendidos), hemos empezado a experimentar el compromiso que Erikson describe como parte central de la
intimidad. Erikson dice: "A menudo, uno puede estar 'enamorado' o involucrarse en intimidades, pero la intimidad que ahora está en riesgo es la capacidad de comprometerse uno con afiliaciones concretas que pueden exigir sacrificios y concesiones significativos". Asi, "intimidad" no es sinónimo de expresión sexual ni de un compartir romántico, sino que se refiere a la exposición personal y a la mutualidad que se comparten en una amplia gama de relaciones (amistades, familia, colaboradores en el trabajo, vida en comunidad,
etcétera). Como nosotros tres compartimos nuestras consolaciones y desolaciones acerca de todo, desde nuestras amistades hasta nuestra colaboración en el trabajo, crecemos en el conocimiento de nosotros mismos y unos de otros. p. 183.

Después de ser amigos y gustarse como personas, la tercera cualidad que escogieron fue el compromiso que Erikson subraya.
"Comprometerse significa estar dispuesto a ser infeliz un rato", dijo un hombre que tenía mas de 20 años de casado. "Yo no me pasaría años y años siendo desdichado en mi matrimonio. Pero no puedes evitar los tiempos difíciles. No van a estar felices uno con el otro todo el tiempo. Ahí es donde el compromiso es realmente importante." p. 186.

Plegaria de la pareja silenciosa, p. 203.

Cómo sanar las ocho etapas de la vida, Matthew Linn sj, Sheila Fabricant, Dennis Linn, Ed. Patria, Mexico, 2004, p. 169.

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