Las potencias silenciosas son las realmente fuertes
“Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía y la noche se encontraba en la mitad de su carrera, tu Palabra omnipotente, cual implacable guerrero, saltó del cielo, desde el trono real” (Sab 18, 14-15). Estas palabras nos hablan del misterio de la Encarnación y expresan maravillosamente el infinito silencio en el cual tuvo lugar.
Sí; es en el silencio donde se realizan las cosas grandes. No en el bullicio ni en la dispersión de los acontecimientos exteriores, sino en la claridad de la mirada interior, en el gesto callado de la decisión, en el sacrificio y en el vencimiento ocultos. Es allí cuando el corazón se enciende de amor, se convoca a la voluntad libre a entrar en acción y su seno queda fecundo para la obra divina. Las potencias silenciosas son las realmente fuertes.
Guardini, Romano, El Señor, Meditaciones sobre la persona y la vida de Jesucristo, Lumen, Buenos Aires, 2000, p. 21.