Dejarse formar por la misericordia de Dios

Si se lo comprende en el sentido espiritual que acabamos de exponer, de que el Señor es siempre Aquel que viene y que nos preparamos siempre también a la venida definitiva justamente si vamos hacia su misericordia y nos dejamos formar por ella, entonces es correcto. Dejarse formar por la misericordia de Dios como poder opuesto a la falta de misericordia del mundo: ésa es, por así decirlo, la preparación para que venga Él mismo y su misericordia.

Benedicto XVI, Luz del mundo, El papa, la Iglesia y los signos de los tiempos, Una conversación con Peter Seewald, Herder, Bogotá, 2010, p. 188.

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