Tener trato con Dios para mí es una necesidad

 Tener trato con Dios para mí es una necesidad. Tan necesario como respirar todos los días, como ver la luz o comer a diario, o tener amistades, todas esas cosas son necesarias, es parte esencial de nuestra vida. Pues es lo mismo. Si Dios dejara de existir, yo no podría respirar espiritualmente. En el trato con Dios no hay hastío posible. Tal vez pueda haberlo en algún ejercicio de piedad, en alguna lectura piadosa, pero nunca en una relación con Dios como tal.

La sal de la Tierra, Benedicto XVI, Palabra, Madrid, 2007, p. 13.

p. 121 Orar

Entradas más populares de este blog

B-El sendero (Biblia) de la vida recta

12. La flagelación de Cristo

Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora