Ayudarles a ser más ellos mismos
4. Él no hacía la guerra dialéctica imponiendo doctrinas, sino que comunicaba el amor de Dios.
Había entendido que «Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios» (1 Jn
4,16). De ese modo fue un padre fecundo que despertó el sueño de una sociedad fraterna,
porque «sólo el hombre que acepta acercarse a otros seres en su movimiento propio, no para
retenerlos en el suyo, sino para ayudarles a ser más ellos mismos, se hace realmente padre»[4].
[4] Eloi Leclerc, O.F.M., Exilio y ternura, ed. Marova, Madrid 1987, 205.
CARTA ENCÍCLICA
FRATELLI TUTTI
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE LA FRATERNIDAD
Y LA AMISTAD SOCIAL