El derecho de cada uno debe estar armónicamente orientado al bien más grande
111. La persona humana, con sus derechos inalienables, está naturalmente abierta a los vínculos.
En su propia raíz reside el llamado a trascenderse a sí misma en el encuentro con otros. Por eso
«es necesario prestar atención para no caer en algunos errores que pueden nacer de una mala
comprensión
de los derechos humanos y de un paradójico mal uso de los mismos.
Existe hoy, en efecto, la tendencia hacia una reivindicación siempre más
amplia de los derechos individuales
—estoy tentado de decir individualistas—, que esconde una concepción de persona humana
desligada de todo contexto social y antropológico, casi como una “mónada” (monás), cada vez
más
insensible. […] Si el derecho de cada uno no está armónicamente
ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y,
consecuentemente, se transforma en fuente de
conflictos y de violencias»[85].
[85] Discurso al Parlamento europeo, Estrasburgo (25 noviembre 2014): AAS 106 (2014), 997; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (28 noviembre 2014), p. 3.
CARTA ENCÍCLICA
FRATELLI TUTTI
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE LA FRATERNIDAD
Y LA AMISTAD SOCIAL