La categoría de pueblo
163. La categoría de pueblo, que incorpora una valoración positiva de
los lazos comunitarios y culturales, suele ser rechazada por las
visiones liberales individualistas, donde la sociedad es considerada una
mera suma de intereses que coexisten. Hablan de respeto a las
libertades, pero sin la raíz de una narrativa común. En ciertos
contextos, es frecuente acusar de populistas a todos los que defiendan
los derechos de los más débiles de la sociedad. Para estas visiones, la
categoría de pueblo es una mitificación de algo que en realidad no
existe. Sin embargo, aquí se crea una polarización innecesaria, ya que
ni la idea de pueblo ni la de prójimo son categorías puramente míticas o
románticas que excluyan o desprecien la organización social, la ciencia
y las instituciones de la sociedad civil[138].
164. La caridad
reúne ambas dimensiones —la mítica y la institucional— puesto que
implica una marcha eficaz de transformación de la historia que exige
incorporarlo principalmente todo: las instituciones, el derecho, la
técnica, la experiencia, los aportes profesionales, el análisis
científico, los procedimientos administrativos. Porque «no hay de hecho
vida privada si no es protegida por un orden público, un hogar cálido no
tiene intimidad si no es bajo la tutela de la legalidad, de un estado
de tranquilidad fundado en la ley y en la fuerza y con la condición de
un mínimo de bienestar asegurado por la división del trabajo, los
intercambios comerciales, la justicia social y la ciudadanía
política»[139].
[138] Algo semejante puede decirse de la categoría bíblica de “Reino de Dios”.
[139] Paul Ricoeur, Histoire et vérité, ed. Le Seuil, París 1967, 122.
CARTA ENCÍCLICA
FRATELLI TUTTI
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE LA FRATERNIDAD
Y LA AMISTAD SOCIAL