La esclavitud
24. Reconozcamos igualmente que, «a pesar de que la comunidad
internacional ha adoptado diversos acuerdos para poner fin a la
esclavitud en todas sus formas, y ha dispuesto varias estrategias para
combatir este fenómeno, todavía hay millones de personas —niños, hombres
y mujeres de todas las edades— privados de su libertad y obligados a
vivir en condiciones similares a la esclavitud. […] Hoy como ayer, en la
raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana
que admite que pueda ser tratada como un objeto. […] La persona humana,
creada a imagen y semejanza de Dios, queda privada de la libertad,
mercantilizada, reducida a ser propiedad de otro, con la fuerza, el
engaño o la constricción física o psicológica; es tratada como un medio y
no como un fin». Las redes criminales «utilizan hábilmente las modernas
tecnologías informáticas para embaucar a jóvenes y niños en todas las
partes del mundo»[21]. La aberración no tiene límites cuando se somete a
mujeres, luego forzadas a abortar. Un acto abominable que llega incluso
al secuestro con el fin de vender sus órganos. Esto convierte a la
trata de personas y a otras formas actuales de esclavitud en un problema
mundial que necesita ser tomado en serio por la humanidad en su
conjunto, porque «como las organizaciones criminales utilizan redes
globales para lograr sus objetivos, la acción para derrotar a este
fenómeno requiere un esfuerzo conjunto y también global por parte de los
diferentes agentes que conforman la sociedad»[22].
[21] Mensaje
para la 48.ª Jornada Mundial de la Paz 1 enero 2015 (8 diciembre 2014),
3-4: AAS 107 (2015), 69-71; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua
española (12 diciembre 2014), p. 9.
[22] Ibíd., 5: AAS 107 (2015), 72; L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (12 diciembre 2014), p. 9.
CARTA ENCÍCLICA
FRATELLI TUTTI
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE LA FRATERNIDAD
Y LA AMISTAD SOCIAL