Nadie madura ni alcanza su plenitud aislándose
95. El amor nos pone finalmente en tensión hacia la comunión universal.
Nadie madura ni alcanza su plenitud aislándose. Por su propia dinámica,
el amor reclama una creciente apertura, mayor capacidad de acoger a
otros, en una aventura nunca acabada que integra todas las periferias
hacia un pleno sentido de pertenencia mutua. Jesús nos decía: «Todos
ustedes son hermanos» (Mt23,8).
CARTA ENCÍCLICA
FRATELLI TUTTI
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE LA FRATERNIDAD
Y LA AMISTAD SOCIAL