Se sentían importantes para la sociedad del momento y su urgencia era el rol que les tocaba cumplir
101. Retomemos ahora aquella parábola del buen samaritano que
todavía tiene mucho para proponernos. Había un hombre herido en el
camino. Los personajes que pasaban a su lado no se concentraban en
este llamado interior a volverse cercanos, sino en su función, en el
lugar social que ellos ocupaban, en una profesión relevante en la
sociedad. Se sentían importantes para la sociedad del momento y su
urgencia era el rol que les tocaba cumplir. El hombre herido y
abandonado en el camino era una molestia para ese proyecto, una
interrupción, y a su vez era alguien que no cumplía función alguna. Era
un nadie, no pertenecía a una agrupación que se considerara destacable,
no tenía función alguna en la construcción de la historia. Mientras
tanto, el samaritano generoso se resistía a estas clasificaciones
cerradas, aunque él mismo quedaba fuera de cualquiera de estas
categorías y era sencillamente un extraño sin un lugar propio en la
sociedad. Así, libre de todo rótulo y estructura, fue capaz de
interrumpir su viaje, de cambiar su proyecto, de estar disponible para
abrirse a la sorpresa del hombre herido que lo necesitaba.
CARTA ENCÍCLICA
FRATELLI TUTTI
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE LA FRATERNIDAD
Y LA AMISTAD SOCIAL