Una vida cerrada a toda trascendencia

 Promover el bien moral

112. No podemos dejar de decir que el deseo y la búsqueda del bien de los demás y de toda la humanidad implican también procurar una maduración de las personas y de las sociedades en los
distintos valores morales que lleven a un desarrollo humano integral. En el Nuevo Testamento se
menciona un fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22), expresado con la palabra griega agazosúne.
Indica el apego a lo bueno, la búsqueda de lo bueno. Más todavía, es procurar lo excelente, lo
mejor para los demás: su maduración, su crecimiento en una vida sana, el cultivo de los valores y
no sólo el bienestar material. Hay una expresión latina semejante: bene-volentia, que significa la
actitud de querer el bien del otro. Es un fuerte deseo del bien, una inclinación hacia todo lo que
sea bueno y excelente, que nos mueve a llenar la vida de los demás de cosas bellas, sublimes,
edificantes.

113. En esta línea, vuelvo a destacar con dolor que «ya hemos tenido mucho tiempo de
degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la
hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Esa destrucción de todo
fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios
intereses»[86]. Volvamos a promover el bien, para nosotros mismos y para toda la humanidad, y
así caminaremos juntos hacia un crecimiento genuino e integral. Cada sociedad necesita
asegurar que los valores se transmitan, porque si esto no sucede se difunde el egoísmo, la
violencia, la corrupción en sus diversas formas, la indiferencia y, en definitiva, una vida cerrada a
toda trascendencia y clausurada en intereses individuales.

[86] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 229: AAS 107 (2015), 937.

CARTA ENCÍCLICA
FRATELLI TUTTI
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE LA FRATERNIDAD
Y LA AMISTAD SOCIAL

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