Cada mañana llena mi alma gracia de Dios

Ven y desciende sobre mi, oh gracia de Dios. Cada mañana llena mi alma para que no desfallezca de cansancio y para que no me deje dominar por la aridez o sequedad espiritual.
Te suplico Señor que yo halle siempre gracia y simpatía ante tus ojos, pues tu gracia, tu amistad, y tu buena voluntad me bastan, aunque me falte todo lo demás que mi naturaleza desea.
Tu dijiste "te basta mi gracia" (2 Co 12, 19).
Aunque sufra tentaciones y muchas tribulaciones y angustias, ningún mal temeré si tu gracia me ayuda.

De Kempis, Tomas, La imitación de Cristo, 3,160a ed., Apostolado Bíblico Católico, p. 330.

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