La oración del amor
El amor de Dios y la oración ofrecen una común dificultad. Pertenecen ambas cosas a los hechos del corazón que sólo se realizan con éxito cuando se centra la atención en aquello a que se dirigen y se olvida uno de que los está haciendo; y, por el contrario, fracasan las más de las veces, y casi necesariamente, cuando se cae en la cuenta de que se están haciendo. Se puede, naturalmente, volver después sobre ellos, y puede ser ésta una excelente cosa; puede uno reflectir sobre el amor y sobre la oración y tratar de reconstruir en un examen metódico el proceso seguido. Pero toda reflexión examinadora y crítica es siempre algo así como la muerte de la acción misma (igual que no se puede disparar con tino mientras se examina el arma). Únicamente en el momento mismo en que se hacen, y no advirtiendo que se hacen ni que se han hecho, puede tenerse conocimiento cuasi intuitivo e inmediato de que han tenido o van teniendo éxito los grandes actos del corazón.
Rahner, Karl, De la necesidad y don de la oración, Ediciones Mensajero, Bilbao, 2004, p. 41.