Concédeme, Señor, que siempre investigue cuál es tu voluntad
Concédeme, Señor, saber lo que se debe saber, amar lo que se debe amar, alabar lo que infinitamente te agrada, apreciar lo que para ti es precioso, despreciar lo que para tus ojos es despreciable.
No permitas que mis juicios se guíen por los ojos del cuerpo, ni por lo que a hombres insensatos oiga decir. Haz que juzgue con rectitud tanto de las cosas visibles como de las espirituales, y más que todo, que siempre investigue cuál es tu voluntad.
De Kempis, Tomas, La imitación de Cristo, 3,160a ed., Apostolado Bíblico Católico, p. 312.