Dios puede dar sentido a tu historia
Aun así (Judas el traidor), no sabía cómo reparar el daño ocasionado. No podía justificar lo que había hecho. No encontraba disculpa posible para semejante equivocación. Le aterrorizaba acudir a Jesús con las manos vacías. Se arrepintió e intentó arreglar su error siguiendo una vez más sus propios criterios. No fue capaz de creer que Dios podría dar sentido a su historia y a sus equivocaciones. Su ego le movió a optar antes por el castigo del suicidio que por la humillación del perdón (Mc 27, 5).
Otón, Josep, Debir, el santuario interior, Sal Terrae, Santander, 2002, p. 88.