El proceso que conduce al conocimiento de Dios
El proceso que conduce al conocimiento de Dios requiere una purificación periódica de las imágenes que han agotado sus significados. Para progresar hay que desprenderse de los esquemas que resultan insuficientes o anticuados, y dar paso a una imagen más amplia y madura de la realidad. A lo largo del itinerario interior hay que ir destruyendo los sucesivos ídolos que vamos construyendo, aniquilando de este modo un espejismo de la realidad. En la medida en que avancemos, la visión será más clara, pero siempre se esconderá tras la celosía de nuestros esquemas mentales. Este es uno de los aspectos descritos en la teoría del conocimiento de Wittgenstein:
«Mis proposiciones son esclarecedoras de este modo: que quien me comprende acaba de reconocer que carecen de sentido, siempre que el que me comprenda haya salido a través de ellas fuera de ellas. (Debe, pues, por así decirlo, tirar la escalera después de haber subido). Debe superar estas proposiciones, entonces tiene la justa visión del mundo. » (*)
(*)
L. Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus, 6,54.
Otón, Josep, Debir, el santuario interior, Sal Terrae, Santander, 2002, p. 27.