En Cristo participamos en la verdad
En Cristo participamos en la verdad omnicomprensiva más allá de toda facultad de percepción. Los místicos han vivido, con humildad y respeto, esa experiencia de ser abrazados por la verdad omnicomprensiva de Dios, y la han descrito a sabiendas de que en lo hondo de su experiencia tan sólo se ilumina un trozo de toda esa verdad. Eran humildes porque sabían que ese especial conocimiento era un regalo y no era ninguna propiedad. Eran respetuosos porque intuían que otros seres humanos podía experimentar también una verdad asimismo limitada. Los humanos disponen de toda verdad únicamente dentro de su limitación, dada por su condición de criaturas y por la historia de su vida. Todos ellos conocen tan solo una parte de la totalidad de la verdad.
Küng, Hans, La ética mundial entendida desde el cristianismo, Ed. Trotta, Madrid, 2008, p. 104.