Hay que rastrear las huellas del paso de Dios por la historia personal o colectiva

En las inmediaciones del debir, la intervención exterior tiene que consistir en detectar los destellos de la experiencia espiritual y crear las condiciones para que fructifique. Hay que rastrear las huellas del paso de Dios por la historia personal o colectiva. A partir de ahí es posible reconocer la dirección del proceso. Para localizar estos destellos es necesario expresar, verbalizar, conceptualizar, objetivar las diferentes vivencias. Se trata, por tanto, de un aprendizaje inductivo, ya que a partir de la experiencia se infiere la teoría. No hay un modelo único para todo el mundo, sino que todos los procesos son particulares, puesto que todos los seres humanos son diferentes.  Ese tipo de intervención es de tendencia constructivista. El ser humano puede colaborar activamente preparando la tierra del interior, librándola de las interferencias del ego, regándola, abonándola y esperando que la semilla de soplo divino germine y fructifique hasta que genere conceptos, métodos, estilos, proyectos, valores o relaciones.

Otón, Josep, Debir, el santuario interior, Sal Terrae, Santander, 2002, p. 127.

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