Jesús hace desaparecer el sistema de violencia

Jesús es pastor por su condición de “cordero de Dios”, que con su mansedumbre vence la violencia de los hermanos. El nos libera de los jefes que nos tiranizan, por lo demás, con nuestro consentimiento, puesto que aceptamos y acatamos su falso modelo y nos reconocemos en ellos, en lugar de considerarlos como enfermos de quienes debemos cuidarnos. El modelo pastoral de Jesús hace desaparecer el sistema de violencia que, desde Adán y Caín en adelante, ha regulado nuestra relación con el Padre y con los hermanos: comienza el nuevo éxodo, hacia la libertad del Hijo, que ama como es amado.
La Iglesia no toma como modelo para imitar a los distintos pastores que esclavizan al hombre con el poder y la violencia, sino que sigue al buen pastor, que no conoce otro poder que el poder de servir, otra violencia distinta de la violencia del amor, riqueza distinta del dar, otra victoria que el triunfo del perdón. La neutralidad que la Iglesia debe demostrar ante los diversos conflictos, cuando está de por medio la defensa del pobre, ha de provenir exclusivamente de la actitud de Jesús como pastor, nunca de abiertos o velados oportunismos.

Fausti, Silvano, Una comunidad lee el Evangelio de Juan, San Pablo, Bogotá, 2008, p. 283.

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