La gracia santificante
2000. La gracia santificante es un don habitual, una disposición estable
y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con
Dios, de obrar por su amor. Se debe distinguir entre la gracia habitual,
disposición permanente para vivir y obrar según la vocación divina, y
las gracias actuales, que designan las intervenciones divinas que están
en el origen de la conversión o en el curso de la obra de la
santificación.
2001.
La preparación del hombre para acoger la gracia es ya una obra de la
gracia. Esta es necesaria para suscitar y sostener nuestra colaboración a
la justificación mediante la fe y a la santificación mediante la
caridad. Dios completa en nosotros lo que Él mismo comenzó, ―porque él,
por su acción, comienza haciendo que nosotros queramos; y termina
cooperando con nuestra voluntad ya convertida‖
(San Agustín, De gratia et libero arbitrio, 17, 33):
«Ciertamente
nosotros trabajamos también, pero no hacemos más que trabajar con Dios
que trabaja. Porque su misericordia se nos adelantó para que fuésemos
curados; nos sigue todavía para que, una vez sanados, seamos
vivificados; se nos adelanta para que seamos llamados, nos sigue para
que seamos glorificados; se nos adelanta para que vivamos según la
piedad, nos sigue para que vivamos por siempre con Dios, pues sin él no
podemos hacer nada» (San Agustín, De natura et gratia, 31, 35).
Catecismo de la Iglesia Católica, Conferencia Episcopal de Colombia, 1993.