Los diversos caminos hacia la misma Cumbre

El que el hinduismo haya compartido durante siglos su territorio con los jainistas, budistas, parsis, sijs y cristianos puede ayudar a explicar la idea final que surge con más claridad a través de él que a través de las otras grandes religiones, a saber, su convicción de que las diversas religiones
principales son caminos alternativos hacia una misma meta. Proclamar la salvación como monopolio de una sola religión es como proclamar que Dios se puede encontrar en esta habitación pero no en la contigua, vistiende este atuendo, pero no aquél. Por lo general, los seres humanos siguen el camino que parte de los llanos de su propia civilización. Quienes circundan la montaña, tratando de atraer a otros hacia su camino, no la escalan. En la práctica, las sectas de la India han sido, con frecuencia, fanáticamente intolerantes pero, en principio, la mayoría han sido abiertas. Desde el comienzo, los Vedas anunciaban el concepto clásico del hinduismo de que las diferentes religiones no eran otra cosa que diferentes lenguajes a través de los cuales Dios habla al corazón humano. «La verdad es una; los sabios la llaman de distintas maneras.»
Es posible escalar la cima de la montaña de la vida desde cualquier lado, pero en ella convergen todos los caminos. Al pie de la montaña, en la base de la teología, el ritual y la organización estructural, las religiones son distintas. Las diferencias de sus culturas, historia, geografía y caracteres colectivos les dan diferentes puntos de partida. Esto, lejos de ser deplorable, es bueno: añade riqueza a la totalidad de la aventura humana. ¿No es la vida más interesante con las diversas contribuciones de los confucionistas, taoístas, budistas, musulmanes, judíos y cristianos? Un hinduista contemporáneo escribe: «¡Qué artístico es que haya lugar para tal variedad, qué rica es la textura y cuánto más interesante que si el Todopoderoso hubiese dispuesto un único camino asépticamente seguro, exclusivo y ortodoxo! Aunque Dios es la Unidad, parece encontrar su recreo en la variedad». Pero más allá de estas diferencias, la llamada procede del mismo objetivo.
Como evidencia de esto, valga la experiencia de uno de los santos del hinduismo que, en el siglo xix, buscó a Dios a través de las prácticas de varias de las religiones principales. Lo buscó sucesivamente a través de la persona de Cristo, de las enseñanzas del Corán dirigidas a encontrar al Dios que no tiene imagen y de diversas encarnaciones budistas de Dios. En cada instancia, el resultado fue el mismo: «Se me reveló el mismo Dios dijo-, ya encarnado en Cristo, ya hablando a través del profeta Mahoma, ya como Visnú el Conservador o Siva el Consumador». De estas experiencias surgió una serie de enseñanzas sobre la unidad esencial de las grandes religiones, entre las que destaca la voz del hinduismo sobre este tema. Como el tono es tan importante aquí como la idea, nos aproximaremos más a la posición hinduista si dejamos que al final de esta sección hablen las propias palabras de Ramakrishna en lugar de parafrasearlas.

"Dios ha creado diferentes religiones para satisfacer diferentes aspiraciones, tiempos y países. Cada una de las religiones es un camino, pero ninguno es, en absoluto, Dios mismo. En realidad, uno puede llegar a Dios si sigue cualquiera de los caminos con total devoción. Uno puede glasear una torta del derecho o del revés. De cualquiera de las formas será dulce.
La misma y única materia, el agua, tiene distintos nombres para los distintos pueblos, uno la llama agua, otro eau, un tercero aqua y otro pani, de la misma forma que el Imperecedero - Inteligente - Dichoso es invocado por unos como Dios, por otros como Alá, por otros, Jehová, y aun por otros,
Brahman.
Uno puede ascender al techo de una casa por una escala o un bambú, por una escalera o una cuerda, tan diversos son los medios para acercarse a Dios, y cada religión del mundo muestra uno de estos caminos.
Haz una reverencia y venera donde otros se arrodillan, porque donde tantos han pagado tributo de veneración, el buen Señor debe manifestarse, dado que es todo misericordia.
El Salvador es el mensajero de Dios. Es como el virrey de un poderoso monarca. Al igual que cuando se produce algún disturbio en una provincia lejana el rey envía a su virrey para sofocarlo, a cualquier parte del mundo donde la religión decaiga Dios envía a su Salvador. Es el mismo y único Salvador que, habiéndose sumergido en el océano de la vida, surge en un lugar y es conocido como Krishna y, volviéndose a sumergir, sale en otro lugar y es conocido como Cristo.
Cada cual debería seguir su propia religión. Un cristiano debe seguir el cristianismo, un musulmán debe seguir el islamismo, y así sucesivamente.
Para los hinduistas, el antiguo camino, el camino de los sabios arios, es el mejor.
Los pueblos dividen sus territorios por medio de fronteras, pero nadie puede dividir el vasto cielo que tenemos por encima. El cielo indivisible lo rodea todo y lo incluye todo. Y la gente que lo ignora dice: «Mi religión es la única, mi religión es la mejor». Pero cuando un corazón es iluminado por el verdadero conocimiento, sabe que por encima de todas estas guerras de sectas y sectarios preside el ser Indivisible, Eterno, Conocedor de todas las Dichas.
Al igual que una madre, cuando alimenta a sus hijos enfermos, da arroz y curry a uno, arrurruz a otro y pan con mantequilla a otro, el Señor ha trazado diferentes caminos para diferentes personas, que se ajustan a sus naturalezas.
Había un hombre que adoraba a Siva y odiaba a todos los demás dioses. Un día se le apareció Siva y le dijo: «Nunca estaré satisfecho contigo mientras odies a otros dioses». Pero el hombre era inexorable. Unos pocos días después volvió a aparcérsele Siva y le dijo: «Nunca estaré satisfecho contigo mientras odies». Pasados unos días, Siva se le apareció nuevamente. Esta vez, un lado del cuerpo del hombre era el de Siva y el otro, el de Visnú. El hombre se sentía medio satisfecho y medio insatisfecho, pero puso sus ofrendas del lado que representaba a Siva y ninguna del lado que representaba a Visnú. Entonces Siva le dijo: «Tu fanatismo es invencible. Yo, al asumir este aspecto dual, intenté convencerte de que todos los dioses y diosas no son más que diversos aspectos de un solo Brahman Absoluto».

Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 86.

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