El sufismo
Dado que para ello debían acercarse a él, crearon tres caminos,
superpuestos pero discernibles, a los que podemos llamar los misticismos
del amor, del éxtasis y de la intuición.
Para comenzar con el
primero, digamos que los poemas de amor de los sufis tienen fama
mundial. Una destacada santa del siglo XVIII, Rabi'a, descubrió durante
una de sus vigilias solitarias, que solían durar toda la noche, que el
amor de Dios se encontraba en el centro del universo; no embeberse en
ese amor y transmitirlo a los demás era perder la suprema beatitud de la
vida. Dado que el amor nunca es más evidente que cuando su objeto está
ausente, cuando la importancia del ser amado no puede pasar inadvertida,
los poetas, en particular los persas, abundaban en el dolor de la
separación para hacer más profundo su amor a Dios y, así, acercarse más a
él. Jalal ad-Din Rumi utilizó el sonido triste del caramillo para
ilustrar el tema.
Escuchad la historia relatada por el caramillo sobre su separación.
«Como
yo fui cortado del juncal, he creado este sonido lastimero. Cualquiera
que sea separado de alguien a quien ama entiende lo que digo, cualquiera
separado de sus raíces ansía volver a ellas.>>
Pero ni
siquiera así se comprende toda la verdad, ya que Alá ama a sus
criaturas más de lo que ellas le aman a él. «Dios dijo: “A quien busca
aproximarse un palmo a Mí, yo me le aproximo un codo; y a quien busca
acercarse un codo a Mí, yo me le acerco dos brazas; y a quien se dirige
hacia Mi caminando, me dirijo yo hacia él corriendo"».38 Rabi'a celebra
el en-
cuentro final entre dos almas, una finita y la otra infinita, en su famosa oración nocturna:
Señor
y Dios mío: los ojos descansan, las estrellas brillan, se aquietan los
pájaros en sus nidos y los monstruos en las tinieblas. Y tú eres el
Justo que no cambia, la Equidad que no se desvía, el Imperecedero que no
muere. Las puertas de los reyes están cerradas con llave y vigiladas
por sus hombres de confianza, pero tus puertas están siempre abiertas
para quienes acuden a ti. Mi Señor, cada amante está ahora a solas con
su amado. Y yo estoy a solas contigo.
Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 261.