La diferencia del judaismo
Si convertimos en proposiciones las tres afirmaciones clave acerca
de la naturaleza que constan en el primer capítulo del Génesis,
Creó Dios [...] la tierra [...]
que ellos [los seres humanos) dominen sobre la tierra [...]
Y vio Dios que era bueno...
encontramos
una apreciación de la naturaleza, mezclada con una confianza en los
poderes humanos de trabajarla para el bien, que era excepcional en
aquella época. Como bien sabemos, era una actitud destinada a
fructificar, porque no es accidental que la ciencia moderna haya surgido
primero en el mundo occidental. El arzobispo William Temple solía decir
que el judaísmo y su vástago, el cristianismo, son las dos religiones
más materialistas del mundo. Cuando se añade el islamismo a la lista,
las religiones de origen semítico destacan de manera excepcional en la
insistencia de que los seres humanos son, de forma insuprimible, tanto
cuerpo como espíritu, y de que esta doble condición no es un
inconveniente. De esta premisa básica surgen tres corolarios: (1) que
los aspectos materiales de la vida son importantes (de ahí el fuerte
énfasis occidental en los servicios humanitarios y sociales); (2) que la
materia puede participar en la condición de la salvación misma
(afirmada por la doctrina de la resurrección del cuerpo); y (3) que la
naturaleza puede hospedar lo Divino (el Reino de Dios debe darse «en la
tierra», a lo cual el cristianismo añade su doctrina de la encarnación).
Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 280.