El nacimiento de la religión
Y les llega el momento en que les asalta la sospecha de que están atrapados en una rueda de molino, y que deben correr cada vez con mayor rapidez para obtener beneficios que les importan cada vez menos.
Cuando sobreviene la sospecha y se encuentran gritando «; Vanidad, vanidad, todo es vanidad!», quizás se les ocurra pensar que el problema reside en la pequeñez del ser a cuyo servicio han estado luchando. ¿Y si el centro de interés fuese otro? ¿No podría ocurrir que al convertirse en parte de un todo más grande, más significativo, la vida perdiera su trivialidad? Esa pregunta anuncia el nacimiento de la religión porque, aunque en un sentido moderado puede haber una religión de culto a sí mismo, la verdadera religión comienza con la búsqueda de un significado y un valor que superen el egocentrismo. Esta religión renuncia a los reclamos del ser respecto de la finalidad.Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 32.