El nombre que los hinduistas dan a esa realidad suprema es brahman

 Podemos comenzar simplemente con un nombre al cual dirigir nuestros pensamientos. El nombre que los hinduistas dan a esa realidad suprema es brahman, cuya etiología es dual porque se deriva de br, respirar, y de brih, ser grande. Los atributos principales vinculados al nombre son sat, chit y ananda; Dios es ser, conciencia y dicha. Realidad absoluta, conciencia absoluta y dicha absoluta –más allá de toda posibilidad de frustración–; ésta es la visión hinduista básica de Dios. No obstante, ni siquiera estas palabras pueden pretender describir a Dios de forma literal, puesto que los significados que tienen para nosotros son radicalmente distintos de los sentidos con los que se aplican a Dios. A duras penas tenemos una sospecha de lo que puede ser el puro ser, el ser infinito sin excluir absolutamente nada. Lo mismo sucede con la conciencia y la dicha. Según lo formulara Spinoza, la naturaleza de Dios se parece a nuestras palabras tanto como se parece una estrella del Can Mayor a un perro. Lo más que puede decirse de estas palabras es que son orientadoras y, como tales, es mejor que nuestras mentes sigan la dirección que señalan y no la contraria. Dios se encuentra en el lado más alejado del ser como lo entendemos nosotros, que no la nada; más allá de las mentes como las conocemos nosotros, que no arcilla inanimada; más allá del éxtasis, que no agonía.


Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 74.

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