Krishnamurti se parece a Buda

Quizás lo más sorprendente de Buda fue que combinaba una cabeza fría con un corazón tierno, un mezcla que, por una parte, le protegía del sentimentalismo y, por otra, de la indiferencia. Fue, sin duda, uno de los grandes racionalistas de todos los tiempos, aspecto en el que se parecía más a Sócrates que a ningún otro. Todos los problemas que se le presentaban eran sometidos de forma automática a un análisis frío, desapasionado. Primero separaba todos los componentes del problema y luego volvía a ensamblarlos en un orden lógico, arquitectónico, dejando al desnudo su significado y su importancia. Era un maestro del diálogo y la dialéctica, y dueño de una serena confianza. «No hay posibilidad alguna de que yo, al discutir con alguien, pueda caer en la confusión o en la turbación.»

Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 99.

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