Mantras, mudras y mandalas

 La razón que invocan para utilizar sus cuerpos en la búsqueda espiritual es sencilla. Ellos admiten que los sonidos, las miradas y los movimientos pueden distraer, pero ello no implica que deban hacerlo. Fue el genio de los grandes precursores de los Tantras el que descubrió los upayas (medios habilidosos) para canalizar las energías físicas hacia corrientes que conducen el espíritu hacia delante en lugar de descarrilarlo. Las más prominentes de estas corrientes se relacionan con el sonido, la vista y el movimiento a que nos hemos referido, y sus nombres comienzan todos por la letra eme: los mantras convierten el ruido en sonido y la charla distraída en fórmulas sacras; los mudras coreografían los gestos de las manos, convirtiéndolos en pantomimas y en danzas sagradas; los mandalas regalan la vista con iconos cuya sacra belleza atrae los ojos del espectador en su dirección.


Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 152.

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