Presiones para convertir a Buda en un dios

Pese a la objetividad que Buda tenía consigo mismo, durante su vida hubo constantes presiones para convertirlo en un dios. Él se negó a todas ellas de manera categórica, insistiendo en que era un ser humano en todos los aspectos. Nunca intentó esconder las tentaciones y las debilidades que sintió, lo difícil que había sido llegar al esclarecimiento, cuán estrecho había sido el margen por el cual lo había logrado, cuán falible se sentía aún.

Confesó que si hubiese habido otro impulso tan fuerte como el sexo, no lo habría logrado, y admitió que los primeros meses que pasó solo en el bosque le habían puesto al borde del terror mortal. «Mientras estaba allí pasó un ciervo, un pájaro hizo caer una ramita y el viento hizo suspirar a todas las hojas, y yo pensé: “Ahora viene... ese miedo y terror”.» Como señala
Paul Dahlke en su obra Buddhist Essays (Ensayos budistas), «Quien habla así no necesita atraer con esperanzas de dicha celestial. Quien habla así de sí mismo atrae por ese poder con el que la Verdad atrae a todos los que entran en su dominio».

Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 101.

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