Dios es más grande que mis sentidos
“Mi hora diaria con Dios no es un momento de oración profunda en el que contemple los misterios divinos o sienta una especial cercanía de Dios. Al contrario, está llena de distracciones, nerviosismo interior, confusión y aburrimiento. Casi nunca satisface mis sentidos, si es que alguna vez lo consigue. Pero a pesar de que no siento el amor de Dios del modo en que siento un abrazo humano, a pesar de que no oigo una voz como escucho palabras humanas de consuelo, a pesar de que no veo una sonrisa como veo un rostro humano..., a pesar de todo eso, el Señor me habla, me mira y me abraza allí. La forma en que tomo conciencia de la presencia divina es ese gran deseo de regresar a aquel lugar tranquilo y pasar allí un rato sin ninguna satisfacción real. Y me doy cuenta, quizá retrospectivamente, de que mis días y semanas son distintos cuando los unen estos momentos comunes e «inútiles». Dios es más grande que mis sentidos, más grande que mis pensamientos, más grande que mi corazón. Sí creo que Dios me toca en lugares que incluso para mí son desconocidos. Y también creo que, cuando oro, estoy en contacto con la presencia divina reflejada en mi corazón.”
Pasaje de: Henri J.M. Nouwen. “El discernimiento.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks.
Es posible que este material esté protegido por copyright.”
Pasaje de: Henri J.M. Nouwen. “El discernimiento.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks.
Es posible que este material esté protegido por copyright.