Cristo mismo desciende a nuestros infiernos y nos visita

 “A veces, cuando las aguas de la existencia se agitan, y nos sorprende la tempestad, Cristo mismo desciende a nuestros infiernos y nos visita. Entonces, aunque las condiciones externas no cambien, nuestro infierno se convierte en cielo, porque el cielo es la presencia de Dios.”


Pasaje de: Otón, Josep. “La mística de la Palabra.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks. 

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