Dios se revela como en una brisa suave
“Esta aparente ignorancia encierra una enseñanza muy profunda. Vivimos cosas que no entendemos. Dios se manifiesta, pero hace falta tiempo para asimilar la revelación. Es necesario que la vivencia se transforme en experiencia. No se trata de sentir, de vivir sensaciones fuertes o de participar en acontecimientos decisivos. Dios se revela como en una brisa suave (1R 19,12). Puede pasar desapercibido. Tenemos que estar atentos. Es como una semilla: hay que esperar a que arraigue en nuestro corazón y dé fruto.”
Pasaje de: Otón, Josep. “La mística de la Palabra.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks.
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