En ocasiones la vida nos zarandea
“En ocasiones la vida nos zarandea, y se desmoronan los muros que nos daban seguridad. Entonces podemos escondernos aún más en nuestras ruinas, heridos en nuestra soberbia, que se escandaliza de vernos pobres.
Pero es precisamente en ese momento cuando nuestro interior está preparado para escuchar la Palabra que tal vez no fructifique de inmediato. Tarde o temprano, traerá su fruto (Is 55,10), aunque no sea de la manera esperada.
La debilidad humana es la puerta de la gracia. El pecado de Adán reclama la Redención. La ignorancia humana atrae la Revelación. Ningún momento de mayor debilidad de Jesús que la cruz; ningún momento de mayor fecundidad. «Cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte» (2 Co 12,10).”
Pasaje de: Otón, Josep. “La mística de la Palabra.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks.
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