Muerte y pecado son las dos caras de una misma moneda

 “Cristo ha sido el primero en resucitar; después le corresponderá a los suyos (1Co 15,23). ¿Y quién más suya que su madre? La voluntad del Padre es que aquello que ha vivido el Hijo lo vivan el resto de los hijos. Si la Iglesia proclama que María ha vivido las primicias de esta bendición, es porque se trata de un anticipo de lo que experimentará el resto de la estirpe de Adán.

Por otra parte, vencer a la muerte es la expresión de la victoria sobre el pecado, ese dinamismo que subyace a la existencia y bloquea la relación con Dios, la fuente de la Vida. Muerte y pecado son las dos caras de una misma moneda. La comunión con Dios, la liberación del pecado y el triunfo sobre la muerte son aspectos diferentes de una misma realidad.”


Pasaje de: Otón, Josep. “La mística de la Palabra.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks. 

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