Palabras de aliento y de consuelo que edifican el Reino

 “Entonces, pensando que estamos haciendo un bien, nos ponemos al servicio del Acusador, cuyo objetivo es eclipsar la gloria del Creador poniendo de manifiesto las equivocaciones de las criaturas.

Pero también podemos ser instrumentos del Paráclito, que, sin negar la gravedad del mal, muestra la grandeza del bien manifestada en el amor de Dios por cada una de sus criaturas.

Mientras que la acusación produce desánimo y pesimismo, la acción del Paráclito trae palabras de aliento y de consuelo que edifican el Reino. Por eso, Jesús, el Siervo de Yahveh que trae la justicia, anuncia a los pobres una Buena Nueva, proclama la libertad a los cautivos y da la libertad a los oprimidos (Lc 4,18).”


Pasaje de: Otón, Josep. “La mística de la Palabra.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks. 

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