Un retorno a Dios
La vida cristiana se puede concretar, pues, en un intento continuo por divinizar la imagen, buscar al Verbo consintiendo a la gracia. La doctrina de la imagen es algo dinámico, un movimiento, una actividad, un retorno a Dios. Este movimiento, cuyo origen y meta es Dios, se realiza por la virtud, especialmente por el amor. Y la virtud supone la ayuda divina, el "apoyo de la gracia".
San Bernardo, En la escuela del amor, Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 1999, p. XXII.