Jesus confía en lo mejor del espíritu humano
71. La historia del buen samaritano se repite: se torna cada vez más
visible que la desidia social y política hace de muchos lugares de
nuestro mundo un camino desolado, donde las disputas internas e
internacionales y los saqueos de oportunidades dejan a tantos
marginados, tirados a un costado del camino. En su parábola, Jesús no
plantea vías alternativas, como ¿qué hubiera sido de aquel malherido o
del que lo ayudó, si la ira o la sed de venganza hubieran ganado espacio
en sus corazones? Él confía en lo mejor del espíritu humano y con la
parábola lo alienta a que se adhiera al amor, reintegre al dolido y
construya una sociedad digna de tal nombre.
«Un maestro de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué
debo hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús le preguntó a su vez: “Qué está escrito en la
Ley?, ¿qué lees en ella?”. Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo”. Entonces
Jesús le dijo: “Has respondido bien; pero ahora practícalo y vivirás”. El maestro de la Ley,
queriendo justificarse, le volvió a preguntar: “¿Quién es mi prójimo?”. Jesús tomó la palabra y dijo:
“Un
hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones,
quienes, después de despojarlo de todo y herirlo, se fueron, dejándolo
por muerto. Por casualidad, un sacerdote
bajaba por el mismo camino, lo vio, dio un rodeo y pasó de largo. Igual hizo un levita, que llegó al
mismo lugar, dio un rodeo y pasó de largo. En cambio, un samaritano, que iba de viaje, llegó a
donde estaba el hombre herido y, al verlo, se conmovió profundamente, se acercó y le vendó sus
heridas, curándolas con aceite y vino. Después lo cargó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a
un albergue y se quedó cuidándolo. A la mañana siguiente le dio al dueño del albergue dos
monedas de plata y le dijo: ‘Cuídalo, y, si gastas de más, te lo pagaré a mi regreso’. ¿Cuál de
estos tres te parece que se comportó como prójimo del hombre que cayó en manos de los
ladrones?” El maestro de la Ley respondió: “El que lo trató con misericordia”. Entonces Jesús le
dijo: “Tienes que ir y hacer lo mismo» (Lc 10,25-37).
CARTA ENCÍCLICA
FRATELLI TUTTI
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE LA FRATERNIDAD
Y LA AMISTAD SOCIAL