El misterio mismo de la vida de oración

 2750. Si en el Santo Nombre de Jesús, nos ponemos a orar, podemos
recibir en toda su hondura la oración que Él nos enseña: ―¡Padre
Nuestro!. La oración sacerdotal de Jesús inspira, desde dentro, las
grandes peticiones del Padre Nuestro: la preocupación por el Nombre
del Padre (cf. Jn 17, 6. 11. 12. 26), el deseo de su Reino (la gloria;
cf. Jn 17, 1. 5. 10. 24. 23-26), el cumplimiento de la voluntad del
Padre, de su designio de salvación (cf. Jn 17, 2. 4 .6. 9. 11. 12. 24) y la
liberación del mal (cf. Jn 17, 15).
2751. Por último, en esta oración Jesús nos revela y nos da el
―conocimiento indisociable del Padre y del Hijo (cf. Jn 17, 3. 6-10.
25) que es el misterio mismo de la vida de oración.

Catecismo de la Iglesia Católica, Conferencia Episcopal de Colombia, 1993.

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