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Mostrando las entradas de octubre, 2021

Todo esto está más allá de nuestra capacidad humana

 Otra imagen es la de la unción de los sacerdotes y de los reyes, que entre el pueblo de Israel eran llamados a estar en el umbral, entre el mundo divino y el mundo humano, entre la unidad y la armonía de la voluntad de Dios y la diversidad y complejidad —para no hablar de las tensiones y resistencias— del mundo humano. Para poder permanecer allí, un hombre necesita más que la capacidad humana; necesita un don divino. Eso quedaba indicado por la unción de sacerdotes y de reyes. Pero en el Nuevo Testamento todos nosotros somos sacerdotes y reyes y nuestra vocación como seres humanos y cristianos está más allá de lo que un ser humano puede alcanzar. Se nos llama a ser, y ser efectivamente, miembros vivos del Cuerpo de Cristo, templos de una tierra pura y digna del Espíritu Santo y copartícipes de la naturaleza divina. Todo esto está más allá de nuestra capacidad humana, y, sin embargo, necesitamos ser humanos al completo, del modo profundo que un cristiano piensa en la ...

Dios es misericordioso; no viene en tiempo inapropiado

 La segunda cosa importante es que un encuentro cara a cara con Dios es siempre un motivo de juicio para nosotros. No podemos encontrar a Dios en la oración, meditación o contemplación sin ser salvados o condenados. No quiero decir esto en los términos finales de eterna condenación o de eterna salvación dada y recibida ya, pero es siempre un momento crítico, una crisis. «Crisis» viene del griego y significa juicio. Encontrar a Dios cara a cara en la oración es un momento crítico en nuestras vidas, y gracias le sean dadas a El por no presentarse siempre cuando nosotros lo deseamos, porque podríamos no ser capaces de soportar este encuentro. Recordad los muchos pasajes de la Sagrada Escritura en los que se nos dice lo malo que es encontrarse cara a cara con Dios, porque Dios es poder, Dios es verdad, Dios es pureza. Por tanto, el primer pensamiento que debemos tener cuando no percibimos tangiblemente la divina presencia, es un pensamiento de gratitud. Dios es misericordioso...

Vivir en la Presencia de Dios es la gran vocación

“En mi caso, le había pedido consejo en relación con mis distracciones y tentaciones espirituales. Después de escuchar mis singulares complicaciones y elaboradas explicaciones de mis problemas vitales, me dejó cortado con solo decirme: «Bueno, cuando dediques una hora al día a adorar al Señor y no vuelvas a hacer cosas que crees que están mal... ¡estarás bien!». Su respuesta me dejó perplejo. Yo contaba con que ella hiciera un diagnóstico de mis apremiantes preguntas, que las analizara; pero de pronto me di cuenta de que yo había hecho preguntas «desde abajo», y ella me había dado una respuesta «desde arriba», apuntando en dirección a la presencia divina. Ella sabía que, aunque yo entendiera mejor mis distracciones y problemas, algo quedaba siempre: una llamada a vivir más cerca del corazón de Dios. Al principio, su respuesta no pareció ajustarse a mis preguntas; pero luego empecé a ver que aquella respuesta venía del lugar sanador de Dios y no del lugar de mis quejas. Obtener respuest...

Flauta japonesa de bambú (shakuhachi)

“Durante los diez años (1986-96) que Henri vivió y trabajó en Daybreak, nos visitamos y hablamos por teléfono bastante a menudo. A partir de que aprendí a tocar la flauta japonesa de bambú (shakuhachi), Henri me invitó en varias ocasiones a los retiros que organizaba. Entusiasmaba a la gente hablándoles de nuestro amor en Cristo, y luego yo me levantaba y tocaba una pieza zen contemplativa, poniendo énfasis en el silencio que se creaba entre las notas y sugiriendo que Dios está presente en el silencio que hay entre nuestros pensamientos. Henri añadía a menudo una enseñanza maestra sobre el valor del silencio y de la soledad, aunque yo sabía que a él muchas veces le inquietaba estar solo.” Pasaje de: Henri J.M. Nouwen. “El discernimiento.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks.  Es posible que este material esté protegido por copyright.

Semiótica

 “Uno de los cursos que imparto en la Drew University versa sobre C. S. Lewis y J. R. R. Tolkien, que compartieron un común interés por la semiótica (la interpretación de los signos). Para ellos, al menos en sus obras de ficción, aprender a leer signos es cuestión de vida o muerte. Por ejemplo, en las Crónicas de Narnia de Lewis, Aslan enseña a la joven Jill Pole a leer y recordar las señales de las que depende su vida: «Pero primero recuerda, recuerda, recuerda las señales. Repítetelas cuando despiertes por la mañana, cuando te acuestes por la noche y cuando te despiertes a mitad de la noche. Y por extrañas que sean las cosas que te sucedan, no permitas que nada distraiga tu mente de seguir sus indicaciones” Pasaje de: Henri J.M. Nouwen. “El discernimiento.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks.  Es posible que este material esté protegido por copyright.

Ser es más importante que hacer

“También he visto cómo Dios me habla a través de los pobres. Ellos me enseñan que ser es más importante que hacer, que el corazón es más importante que la mente, y que realizar cosas juntos es más importante que realizarlas solo. El discernimiento es una forma de reconocer que Dios no está limitado por nuestra concepción de quién le pertenece y quién no, o de quién hace lo correcto y quién actúa mal. Como dicen las Escrituras, «en [Dios] vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28). El misterio del discernimiento es que «lo profundo llama a lo profundo», y el corazón le habla al corazón.” Pasaje de: Henri J.M. Nouwen. “El discernimiento.” Grupo de Comunicación Loyola. iBooks.  Es posible que este material esté protegido por copyright.