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Mostrando las entradas de agosto, 2021

El resquicio más claro por el cual penetran en la vida humana las inagotables energías del cosmos

  ¡Un agudo filo de navaja, duro de atravesar, un difícil sendero es éste!, declaran los poetas. La ciencia hace sus principales contribuciones a necesidades nimias, solía decir gustoso el juez Holmes, añadiendo que la religión, por pequeños que sean sus éxitos, al menos se ocupa de las cosas que más importan. En consecuencia, cuando un espíritu solitario logra hacer en este plano las mayores conquistas, se convierte en algo más que un rey o una reina. Se convierte en un redentor del mundo. Su efecto dura milenios, bendiciendo el laberíntico curso de la historia durante siglos. «¿Quiénes son [...] los más grandes benefactores de la actual generación de la humanidad? -preguntaba Toynbee-. Yo diría que Confucio y Lao Tzu, Buda, los profetas de Israel y Judá, Zoroastro, Jesús, Mahoma y Sócrates.»3 Su respuesta no es de extrañar, ya que la religión auténtica constituye el resquicio más claro por el cual penetran en la vida humana las inagotables energías del cosmos. Por tanto, ¿qué pue...

¡Todo está vivo!

  Estamos a punto de iniciar un viaje al espacio y al tiempo, y a la eternidad. Los lugares serán, a menudo, distantes, los tiempos, remotos, los temas, más allá de todo espacio y tiempo. Tendremos que usar términos extranjeros, en sánscrito, en chino y en árabe. Intentaremos describir los estados de conciencia que las palabras sólo pueden esbozar. Utilizaremos la lógica para tratar de acallar las risas que pueda producir nuestro intento. Y, por último, fracasaremos. Dado que nuestra mentalidad es de naturaleza diferente, jamás entenderemos del todo las religiones que no sean las propias. Pero si tomamos en serio esas otras religiones, quizás no fracasemos del todo. Y para tomarlas en serio sólo debemos hacer dos cosas. En primer término, tenemos que considerar a sus seguidores como hombres y mujeres que afrontaron problemas muy similares a los nuestros. En segundo lugar, debemos apartar de nuestras mentes todos los conceptos previos que pudieran disminuir nuestra sensibilidad o di...

2. EL HINDUISMO

Si se me preguntara bajo qué cielo la mente humana [...) ha meditado con profundidad acerca de los problemas más grandes de la vida y ha encontrado, para algunos, soluciones que bien merecen la atención hasta de aquellos que han estudiado a Platón y a Kant, habría de señalar a la India. Y si me preguntase a mí mismo de qué literatura podemos nosotros, que nos hemos nutrido casi con exclusividad de los pensamientos de los griegos y los romanos y de una raza semita, la judía, extraer el correctivo más necesario para que nuestra vida sea más perfecta, más amplia, más universal, de hecho, una vida más verdaderamente humana [...] de nuevo habría de señalar a la India. Max MÜLLER Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 26.

El hinduismo - El éxito terrenal

Cuando llega este momento, los intereses del individuo suelen dirigirse hacia el segundo de los objetivos principales de la vida, el éxito terrenal con sus tres componentes: la riqueza, la fama y el poder. Éste también es un objetivo valioso que no debe ser ni despreciado ni condenado. Además, l as satisfacciones que brinda son más duraderas, porque a diferencia del placer, el éxito es un logro social y, como tal, implica las vidas de otras personas. Por esta razón tiene una proyección y una importancia de las que carece el placer. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 29.

El hinduismo - El placer es demasiado trivial

  Esto es lo que dice la India, mientras espera. Espera el momento -que le llegará a todos, aunque no a todos en la vida presente, en que uno se de cuenta de que el placer no es todo lo que uno desea. La razón por la cual todos llegan a descubrir esto no se debe a que el placer sea malo, sino a que es demasiado trivial como para satisfacer toda la naturaleza del ser. El placer es esencialmente privado, y el ser es un objeto demasiado pequeño para producir un entusiasmo perpetuo. Soren Kierkegaard probó durante un tiempo lo que llamó la vida estética, con el placer como principio, pero sólo consiguió experimentar su fracaso total, que describió en La enfermedad mortal. En su Diario dice al respecto: «En el inagotable océano del placer he tratado en vano de encontrar un lugar donde echar anclas. He sentido el poder casi irresistible con que un placer conduce a otro, la clase de entusiasmo adulterado que es capaz de producir, el aburrimiento, el tormento que le suceden». Hasta de algu...

La riqueza, el éxito

1. La riqueza, la fama y el poder son exclusivos, por tanto, competitivos y, en consecuencia, precarios. A diferencia de los valores mentales y espirituales, no se multiplican cuando se los comparte; no pueden ser distribuidos sin que merme la porción propia. Si yo poseo un dólar, ese dólar no es de otro; mientras yo estoy sentado en una silla, nadie más puede ocuparla. Lo mismo sucede con la fama y el poder. La idea de una nación donde todos sean famosos es, en sí, una contradicción, y si el poder se repartiese de forma equitativa, nadie sería poderoso en el sentido en que solemos utilizar la palabra. Entre la competitividad de estos bienes y su precariedad hay sólo un paso. Dado que otras personas también aspiran al éxito, ¿quién sabe cuándo cambiará de manos? 2. El deseo de éxito es insaciable. Pero cabe hacer aquí una salvedad, porque en realidad la gente logra tener suficiente dinero, fama y poder. Es cuando convierte estos bienes en su máxima aspiración cuando sus anhelos no pued...

El nacimiento de la religión

  Y les llega el momento en que les asalta la sospecha de que están atrapados en una rueda de molino, y que deben correr cada vez con mayor rapidez para obtener beneficios que les importan cada vez menos. Cuando sobreviene la sospecha y se encuentran gritando «; Vanidad, vanidad, todo es vanidad!», quizás se les ocurra pensar que el problema reside en la pequeñez del ser a cuyo servicio han estado luchando. ¿Y si el centro de interés fuese otro? ¿No podría ocurrir que al convertirse en parte de un todo más grande, más significativo, la vida perdiera su trivialidad? Esa pregunta anuncia el nacimiento de la religión porque, aunque en un sentido moderado puede haber una religión de culto a sí mismo, la verdadera religión comienza con la búsqueda de un significado y un valor que superen el egocentrismo. Esta religión renuncia a los reclamos del ser respecto de la finalidad. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 32.

¿Para qué sirve esta renuncia?

Pero, ¿para qué sirve este renunciamiento? La pregunta nos conduce a dos señales del Camino del Renunciamiento. La primera dice «la comunidad», como candidata obvia a algo más grande que nosotros mismos. Al sustentar nuestra vida y la de otros, la comunidad tiene una importancia de la que carece cualquier vida privada. Por tanto, desviemos nuestra lealtad hacia ella, concediéndole prioridad a sus reclamos, antes que a los nuestros. En religión, este desvío constituye el primer gran paso. Produce la religión del deber, el tercer gran objetivo de la vida desde la óptica hinduista, después del placer y el éxito. Su poder sobre las personas maduras es tremendo. Miles de ellas han transformado la voluntad de obtener en la de dar, la voluntad de ganar en la de servir. Su objetivo principal se ha convertido no en triunfar, sino en obrar de la mejor manera posible, en conducirse con responsabilidad, cualquiera que sea la tarea de que se trate. Abundan en el hinduismo las directivas para aquell...

Todo lo que parece ser bueno en este mundo es finito

  Es difícil encontrar una frase que identifique con mayor precisión la actitud hinduista hacia el mundo. Las cosas que el mundo ofrece no son malas; en general son buenas. Algunas son lo suficientemente buenas como para mantener nuestro entusiasmo durante muchas vidas. Sin embargo, todos los seres humanos acaban dándose cuenta de que, como dijo Simone Weil, «no hay nada verdaderamente bueno aquí abajo, todo lo que parece ser bueno en este mundo es finito, limitado, se agota y, una vez agotado, deja la necesidad expuesta en toda su desnudez».? Cuando se llega a esta situación, uno se encuentra cuestionando incluso lo mejor que el mundo puede ofrecer: «¿es esto todo?». Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 33.

Liberación de la finitud

  En primer lugar, queremos ser. Todos queremos ser antes que no ser; por regla general, nadie quiere morir. Un corresponsal de la II guerra mundial describió una vez la atmósfera de una habitación donde había treinta y cinco hombres asignados a una misión de bombardeo de la cual, como media, sólo una cuarta parte regresaba. Según el corresponsal, lo que sentía en esos hombres no era tanto miedo como «un disgusto profundo por renunciar al futuro». Este sentimiento es válido para todos nosotros, dirían los hinduistas. Ninguno de nosotros se entrega alegremente a la idea de un futuro en el que no participaremos. En segundo lugar, queremos saber. Ya sean científicos investigando los secretos de la naturaleza, una familia típica viendo las noticias de la noche en la televisión o vecinos poniéndose al día con el cotilleo local, los seres humanos somos insaciablemente curiosos. Algunos experimentos han demostrado que hasta los monos trabajarán más y con más ahínco para descubrir lo que h...

Todos vivimos a la orilla del infinito

  Todos vivimos a la orilla del océano infinito del poder creativo de la vida. Lo llevamos dentro de nosotros: la fuerza suprema, la plenitud de la sabiduría, la dicha inextinguible. Nunca se frustra y no puede destruirse. Pero está profundamente escondido, que es lo que hace que la vida sea problemática. El infinito se halla sumergido en la más oscura y recóndita sima de nuestro ser, en el fondo del aljibe olvidado, en la profunda cisterna. ¿Qué pasaría si pudiéramos sacarlo a la luz y sustentarnos de él sin cesar? Esta pregunta se convirtió en la obsesión de la India. Sus gentes buscaron la verdad religiosa no simplemente para aumentar su acervo de información general, sino como una tabla que las guiara a estadios superiores del ser. Las personas religiosas eran las que buscaban transformar sus naturalezas, volver a moldearlas con un patrón sobrehumano a través del cual el infinito pudiese brillar con menos obstáculos. Uno siente la urgencia de la búsqueda en una metáfora que los...

Los tipos básicos de personalidad espiritual

  Según el hinduismo, los tipos básicos de personalidad espiritual son cuatro. (Carl Jung construyó su tipología sobre el modelo indio, aunque modificándolo en ciertos aspectos.) Algunas personas son reflexivas de por sí, otras son básicamente emocionales, otras, esencialmente activas, y, por último, otras se sienten inclinadas hacia la experimentación. Para cada una de estas personalidades el hinduismo prescribe ejercicios de yoga diferentes, diseñados para potenciar las facultades particulares de cada una. Los tipos no están estrictamente encasillados, puesto que todo ser humano posee en alguna medida los cuatro talentos, al igual que una baraja contiene los cuatro palos, pero tiene sentido que predomine el palo más fuerte. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p.

Para que aflore en el ser su divinidad éste debe librarse de sus más grandes impurezas

  Los cuatro caminos se inician con preámbulos morales. Como el objetivo de los ejercicios de yoga es que aflore en el ser su divinidad subyacente, éste debe librarse primero de sus más grandes impurezas. La religión siempre es más que la moralidad, pero si no tiene una base moral no se sostendrá en pie. Los actos egoístas coagulan el ser finito en lugar de disolverlo; la mala voluntad es un obstáculo para el fluir de la conciencia. En consecuencia, el primer paso de todos los ejercicios de yoga implica cultivar hábitos como los de no herir, decir la verdad, no robar, controlarse a sí mismo, mantenerse limpio, sentirse contento, tener disciplina y un deseo vehemente de alcanzar el objetivo. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 42.

Los actos egoístas coagulan el ser finito en lugar de disolverlo

Los cuatro caminos se inician con preámbulos morales. Como el objetivo de los ejercicios de yoga es que aflore en el ser su divinidad subyacente, éste debe librarse primero de sus más grandes impurezas. La religión siempre es más que la moralidad, pero si no tiene una base moral no se sostendrá en pie. Los actos egoístas coagulan el ser finito en lugar de disolverlo; la mala voluntad es un obstáculo para el fluir de la conciencia. En consecuencia, el primer paso de todos los ejercicios de yoga implica cultivar hábitos como los de no herir, decir la verdad, no robar, controlarse a sí mismo, mantenerse limpio, sentirse contento, tener disciplina y un deseo vehemente de alcanzar el objetivo. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 42.

«Tú, ante quien todas las palabras retroceden»

El primer principio del arreglo floral japonés, el ikebana, es aprender qué debe omitirse. Los hinduistas insisten en que éste también es el primer principio que debe aprenderse al hablar de Dios. El ser humano trata siempre de asir la realidad con palabras y al final se encuentra con que el misterio rechaza su discurso y con que sus sílabas son tragadas por el silencio. El problema no reside en que nuestras mentes no sean suficientemente inteligentes; el problema es más profundo. Las mentes, tomadas en su sentido ordinario y superficial, no son el instrumento adecuado para el intento. Por consiguiente, el efecto es como tratar de sacar agua del mar con una red o enlazar el viento con una cuerda. La impresionante oración de Shankara, el Tomás de Aquino del hinduismo, comienza con la invocación: «Oh Tú, ante quien todas las palabras retroceden». Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 74.

El nombre que los hinduistas dan a esa realidad suprema es brahman

  Podemos comenzar simplemente con un nombre al cual dirigir nuestros pensamientos. El nombre que los hinduistas dan a esa realidad suprema es brahman, cuya etiología es dual porque se deriva de br, respirar, y de brih, ser grande. Los atributos principales vinculados al nombre son sat, chit y ananda; Dios es ser, conciencia y dicha. Realidad absoluta, conciencia absoluta y dicha absoluta –más allá de toda posibilidad de frustración–; ésta es la visión hinduista básica de Dios. No obstante, ni siquiera estas palabras pueden pretender describir a Dios de forma literal, puesto que los significados que tienen para nosotros son radicalmente distintos de los sentidos con los que se aplican a Dios. A duras penas tenemos una sospecha de lo que puede ser el puro ser, el ser infinito sin excluir absolutamente nada. Lo mismo sucede con la conciencia y la dicha. Según lo formulara Spinoza, la naturaleza de Dios se parece a nuestras palabras tanto como se parece una estrella del Can Mayor a un...

¿Qué clase de mundo tenemos?

  En suma, a la pregunta de «qué clase de mundo tenemos?», el hinduismo responde: 1. Un mundo múltiple que incluye incontable galaxias horizontales, incontables gradas verticales e incontables ciclos temporales. 2. Un mundo moral en el cual la ley del karma no se suspende jamás. 3. Un mundo intermedio que nunca reemplazará al paraíso como destino espiritual. 4. Un mundo que es maya, engañosamente astuto al presentar como permanentes su multiplicidad, su materialidad y sus dualidades, cuando en realidad son provisionales. 5. Un campo de adiestramiento en el cual los seres humanos pueden desarrollar sus más altas capacidades. 6. Un mundo que es lila, el juego del Divino en su danza cósmica: incansable, inagotable, irresistible, pero, en última instancia, beneficioso, con una gracia nacida de la vitalidad infinita. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 86.

Los diversos caminos hacia la misma cumbre

El que el hinduismo haya compartido durante siglos su territorio con los jainistas, budistas, parsis, sijs y cristianos puede ayudar a explicar la idea final que surge con más claridad a través de él que a través de las otras grandes religiones, a saber, su convicción de que las diversas religiones principales son caminos alternativos hacia una misma meta. Proclamar la salvación como monopolio de una sola religión es como proclamar que Dios se puede encontrar en esta habitación pero no en la contigua, vistiende este atuendo, pero no aquél. Por lo general, los seres humanos siguen el camino que parte de los llanos de su propia civilización. Quienes circundan la montaña, tratando de atraer a otros hacia su camino, no la escalan. En la práctica, las sectas de la India han sido, con frecuencia, fanáticamente intolerantes pero, en principio, la mayoría han sido abiertas. Desde el comienzo, los Vedas anunciaban el concepto clásico del hinduismo de que las diferentes religiones no eran otra c...

Maya

  Maya proviene de la misma raíz que mágico. Cuando el hinduismo declara que el mundo es maya, dice que hay algo engañoso en él. La treta reside en la forma en que la materialidad y la multiplicidad pasan por ser independientemente reales -reales en cuanto que ajenas a la postura desde las que las vemos-, mientras que, de hecho, la realidad es el brahman indiferenciado en toda su extensión, así como una cuerda tirada sobre el polvo sigue siendo una cuerda aunque se la confunda con una serpiente. Maya también es seductora por el atractivo con que presenta al mundo, atrapándonos en él y quitándonos el deseo de continuar el viaje. Pero nuevamente debemos preguntarnos si el mundo, por ser sólo provisionalmente real, debe ser tomado en serio. ¿No decaerá la responsabilidad? El hinduismo cree que no. En un proyecto de sociedad ideal comparable a la República de Platón, el Tripura Rahasya presenta a un príncipe que logra esta visión del mundo y, en consecuencia, es liberado de «los nudos ...

Una de las escenas de la muerte de Buda

Tras un arduo ministerio de cuarenta y cinco años, a los ochenta años de edad, alrededor del 483 a. C., Buda murió de disentería tras comer una cecina de jabalí en casa de Cunda, el herrero. Aun en su lecho de muerte, su mente se dirigió hacia los otros. En medio del dolor se le ocurrió que acaso Cunda se sentiría responsable de su muerte, por lo cual su última voluntad fue informar a Cunda que, de todas las comidas que había tomado a lo largo de su vida, dos se destacaban por haberlo bendecido de manera excepcional. Una había sido la que le había infundido la fuerza para alcanzar el esclarecimiento bajo el árbol Bo y la otra, la que le abría las puertas del nirvana. Ésta es sólo una de las escenas de la muerte de Buda que ha conservado El libro del gran deceso. Todas juntas ofrecen la imagen de un hombre que se sumió en el estado en el que «las ideas y las cosas dejan de existir» sin ofrecer la más mínima resistencia. Dos frases de esta despedida han tenido eco durante los siglos: «To...

El budismo: una religión de compasión infinita

  No obstante, lo notable era la forma en que este elemento objetivo y crítico tenía su contrapeso en una ternura franciscana, tan fuerte que dio pie a que a su mensaje también se le llamara «una religión de compasión infinita». Quizás sea históricamente incierto el relato de que arriesgó su vida para liberar a una cabra que había quedado atrapada en la escarpada ladera de una montaña, pero el acto en sí concuerda con el espíritu de Buda, cuya vida fue un continuo don para las multitudes muertas de hambre. En realidad, su generosidad impresionó de tal manera a sus biógrafos, que sólo pudieron explicarla en términos de un impulso que había culminado en las etapas animales de sus encarnaciones. Según los Cuentos de Jataka, Buda se sacrificó por su manada cuando era un ciervo, y siendo una liebre se arrojó al fuego para convertirse en alimento de un brahmán. Podemos descartar estos relatos post facto por considerarlos leyendas, pero no cabe duda de que en su vida como Buda su caudal d...

Krishnamurti se parece a Buda

Quizás lo más sorprendente de Buda fue que combinaba una cabeza fría con un corazón tierno, un mezcla que, por una parte, le protegía del sentimentalismo y, por otra, de la indiferencia. Fue, sin duda, uno de los grandes racionalistas de todos los tiempos, aspecto en el que se parecía más a Sócrates que a ningún otro. Todos los problemas que se le presentaban eran sometidos de forma automática a un análisis frío, desapasionado. Primero separaba todos los componentes del problema y luego volvía a ensamblarlos en un orden lógico, arquitectónico, dejando al desnudo su significado y su importancia. Era un maestro del diálogo y la dialéctica, y dueño de una serena confianza. «No hay posibilidad alguna de que yo, al discutir con alguien, pueda caer en la confusión o en la turbación.» Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 99.

Presiones para convertir a Buda en un dios

Pese a la objetividad que Buda tenía consigo mismo, durante su vida hubo constantes presiones para convertirlo en un dios. Él se negó a todas ellas de manera categórica, insistiendo en que era un ser humano en todos los aspectos. Nunca intentó esconder las tentaciones y las debilidades que sintió, lo difícil que había sido llegar al esclarecimiento, cuán estrecho había sido el margen por el cual lo había logrado, cuán falible se sentía aún. Confesó que si hubiese habido otro impulso tan fuerte como el sexo, no lo habría logrado, y admitió que los primeros meses que pasó solo en el bosque le habían puesto al borde del terror mortal. «Mientras estaba allí pasó un ciervo, un pájaro hizo caer una ramita y el viento hizo suspirar a todas las hojas, y yo pensé: “Ahora viene... ese miedo y terror”.» Como señala Paul Dahlke en su obra Buddhist Essays (Ensayos budistas), «Quien habla así no necesita atraer con esperanzas de dicha celestial. Quien habla así de sí mismo atrae por ese poder con el...

Seis son los aspectos de la religión que sugieren que su necesidad es inherente al ser humano

  Seis son los aspectos de la religión que surgen con tanta regularidad que sugieren que su necesidad es inherente al ser humano. Uno de ellos es la autoridad. Dejando de lado la autoridad divina y enfocando el asunto sólo en términos humanos, la cuestión comienza con la especialización. La religión no es menos complicada que el gobierno o la medicina. Se entiende, por tanto, que el talento y la atención sostenida elevarán a algunos por encima de la media en cuanto se refiere a cuestiones espirituales; el consejo acerca de éstas será buscado y, en general, seguido. Además, el aspecto institucional, organizativo, de la religión requiere de cuerpos administrativos o individuos que ocupen cargos de autoridad, cuyas decisiones tienen peso. Una segunda característica normal de la religión es el ritual, que de hecho fue la cuna de la religión, puesto que los antropólogos nos cuentan que la gente bailó su religión antes de pensarla. La religión surgió de la celebración y de su opuesta, la...

La unión con el Todo

  El destino final del espíritu humano es una condición en la cual desaparecerá toda identificación con la experiencia histórica del ser finito. Al igual que un sueño inconsecuente se desvanece al despertarse, al igual que las estrellas se desvanecen ante sol de la mañana, la conciencia individual será eclipsada por la brillante luz de la conciencia total. Algunos dicen que la gota de rocío se integra en el mar; otros prefieren pensar que la gota de rocío se abre para recibir al mar entero. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 128.

Las cuestiones que dividen a las personas

  ¿Cuántas son estas cuestiones? ¿Cuántas son las cuestiones que dividen a cualquier conjunto de seres humanos, ya sea que se encuentren en la India, en Nueva York o en Madrid? Tres son las que se nos ocurren. La primera consiste en si la gente es independiente o interdependiente. Algunas personas son muy conscientes de su individualidad. Para ellas, su libertad y su iniciativa son más importantes que sus vínculos. El corolario obvio es que consideran que el ser humano se abre su propio camino en la vida, que lo que cada uno logra se deberá, en gran medida, a sí mismo. «Nací entre chabolas, mi padre era alcohólico, todos mis hijos se hicieron maleantes. ¡No me habléis de la herencia ni del medio ambiente! ¡Yo he llegado a donde estoy por mí mismo!» Ésta es una actitud. Del otro lado del cerco se hallan aquéllos para los que prevalece la interconexión en la vida. Para ellos, la separación entre la gente parece tenue; se ven a sí mismos sostenidos y proyectados por campos sociales ta...

El Tomás de Kempis del budismo

  El tema ha sido hermosamente trabajado por Shantideva, un poeta santo a quien se ha llamado el Tomás de Kempis del budismo: Quisiera ser un bálsamo para el enfermo, un sanador y servidor hasta que la enfermedad no vuelva jamás; quisiera apagar con lluvias de alimentos y bebidas la ansiedad del hambriento y el sediento; quisiera ser la bebida y la carne en la hambruna del fin de los siglos; quisiera convertirme en un inagotable acopio de provisiones para los pobres y poder satisfacer sus necesidades con una variedad de cosas. Cedo con indiferencia mi propio ser y mis placeres, toda mi rectitud del pasado, el presente y el futuro, para que no quede criatura sin poder superar todos los obstáculos hasta su fin. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 133.

Domar un elefante salvaje

  Cuando ha de domarse y adiestrarse un elefante salvaje, la mejor forma de hacerlo es uncirlo a otro que ya haya sido sometido al proceso. El salvaje, por contacto con el domado, se da cuenta de que la situación a la que es conducido no es incompatible con su condición de elefante, que lo que se espera de él no se opone de forma categórica a su naturaleza y que anticipa un estado viable, aunque sorprendentemente diferente. Nada puede enseñarle más que el ejemplo constante, inmediato y contagioso de su compañero. La preparación para la vida del espíritu no es diferente. La transformación a la que se enfrenta el iniciado no es ni menor ni menos exigente que la del elefante. Sin una prueba visible de éxito, sin una transfusión constante de valor, es probable que se apodere de él el desaliento. Pero, si (como demuestran estudios científicos) se pueden contagiar las ansiedades de un compañero ¿no puede también contagiarse la persistencia? Robert Ingersoll dijo una vez que si él hubiese...

Tantras

  Dentro de ese mundo, las enseñanzas de los Tantras sobre el sexo no son ni excitantes ni estrafalarias: son universales. El sexo es tan importante -después de todo da continuidad a la vida, que debe estar vinculado a Dios de forma directa. Es el divino Eros de Hesiodo, celebrado en el Fedro de Platón y, de alguna manera, por toda la gente. Pero dicho así queda demasiado débil. El sexo es lo divino en su manifestación más accesible, pero con una condición: cuando está dotado de amor. Cuando dos personas están enamoradas con pasión, incluso con locura -la divina locura de Platón-, cuando una quiere recibir lo que la otra más quiere dar, es imposible decir en el momento del clímax mutuo si la experiencia es más física que espiritual, o si se sienten como dos o como uno. El momento es extático porque están fuera de sí –ex, fuera; stasis, estado permanente-, en la amalgamada unicidad del Absoluto. ... No es fácil pasar de estas generalizaciones, de modo que dejaremos el tema con una ...

Mantras, mudras y mandalas

  La razón que invocan para utilizar sus cuerpos en la búsqueda espiritual es sencilla. Ellos admiten que los sonidos, las miradas y los movimientos pueden distraer, pero ello no implica que deban hacerlo. Fue el genio de los grandes precursores de los Tantras el que descubrió los upayas (medios habilidosos) para canalizar las energías físicas hacia corrientes que conducen el espíritu hacia delante en lugar de descarrilarlo. Las más prominentes de estas corrientes se relacionan con el sonido, la vista y el movimiento a que nos hemos referido, y sus nombres comienzan todos por la letra eme: los mantras convierten el ruido en sonido y la charla distraída en fórmulas sacras; los mudras coreografían los gestos de las manos, convirtiéndolos en pantomimas y en danzas sagradas; los mandalas regalan la vista con iconos cuya sacra belleza atrae los ojos del espectador en su dirección. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 152.

El Dalai Lama

Es imposible saber si el Dalai Lama volverá a reencarnarse tras la muerte de su cuerpo porque, en la actualidad, los invasores chinos están decididos a que no haya un pueblo particular al que él pueda servir. Si no llega a haberlo, históricamente se habrá perdido algo importante, porque dijo alguien, en estos tiempos de sufrimiento en todo el planeta, el pueblo tibetano es para el espíritu humano lo mismo que los bosques húmedos para la atmósfera terrestre. Smith, Huston, LAS RELIGIONES DEL MUNDO, Editorial Kairós, Barcelona, 2011, p. 154.

Cruzar a la otra orilla

Hemos visto tres medios de transporte del budismo: la balsa pequeña, la balsa grande con especial atención en el Zen- y, aunque suene extraño dentro del contexto de una flotilla, la balsa de diamante. Estos vehículos son tan diferentes que debemos preguntarnos si, en cualquier otro terreno que no sea el histórico, merecen ser considerados aspectos de una sola religión. La respuesta es que respecto a dos facetas deben considerarse como tales. En todos se adora a un único fundador a quien se atribuye la procedencia de las enseñanzas y todos pueden resumirse bajo una metáfora: la imagen del cruce, sencilla experiencia diaria de cruzar un río en una balsa o transbordador. Para apreciar la fuerza de esta imagen debemos recordar el papel que desempeñó el transbordador en la vida tradicional de Asia. En tierras atravesadas por ríos y canales, casi todos los viajes implicaban el uso de un transbordador. Este hecho rutinario es el fundamento y la inspiración de todas las escuelas budistas, como...